domingo, 24 de abril de 2011

Embobado

Mira la, la ves sentada jugando con la arena en los pies. Dibujando sonrisas en la arena. Mira la cantar en voz baja pensando que nadie la mira, pero mira como sonríe cunado se da cuenta de que hay mas gente a su alrededor que la esta viendo, como se le marcan los hoyitos cuando pintan su sonrisa en su cara, esa sonrisa tan perfecta. Mira la como mira al mar y esos ojos marrones cambian a verde en cuanto un inocente rayo de luz los toca. No es perfecta, pero mira como llevo sentado en este banco desde hace horas, mirándola desde el primer momento que he visto esa sonrisa.
Ella quizás no sabe que existo, no se su nombre, no se quien es, ni que hace aquí.. Pero es la primera vez que me quedo embobado mirando a alguien horas, es la primera vez que no puedo apartar la mirada de alguien, la primera vez que cada vez que pienso en acercarme a preguntarle su nombre millones de mariposas echan a volar en mi estomago.
Es ella una desconocida que me ha cautivado.

domingo, 17 de abril de 2011

Photos

miércoles, 13 de abril de 2011

De vez en cuando esta bien hacer un poco...

el idiota y el ridiculo
Peace & Love

Carmesí.

Se miró en el espejo. Puso su color rubí en los labios. Los ojos negros, oscuros como la noche que la esperaba fuera. Coqueteo un poco delante del espejo, se plancho un par de mechones del pelo. Se subió a sus tacones y salió preparada para romper la noche a cada paso, para arrasar con todos los que se le pusieran por delante.

Los tacones dolían, la música sonaba, y sus rubíes se iban desgastando como la suela de los zapatos. Guiños de ojos, miradas coquetas y bailes que atraían todas las miradas. Se sentía la reina de la noche, no paraba de bailar, la música envolvía cada recoveco de su cuerpo y por mas que el sol quisiera salir, ella no le dejaría.

Copa tras copa, baile tras baile, guardaba la timidez cada vez mas dentro, los recuerdos, ella, todo quedaba enterrado y esa noche era una persona diferente. Mas guiños de ojos y besos desde la distancia. Poco a poco todas las miradas se centraban en ella, las miradas de reojo se dirigían hacia ella...

Siete de la mañana: La música para de sonar y ella vuelve a ser alguien normal. Hasta la siguiente luna llena... que volverá a ser la reina de las noches.

miércoles, 6 de abril de 2011

La envidia de las nubes.

Notaba como algo caía lentamente por su cara, mejilla abajo, primero la izquierda, y seguida mente la derecha.

En medio de la nada, tumbada en la barquita que navegaba sola por el lago, miraba al cielo; las nubes jugaban al pilla pilla,agenas a lo que sucedía abajo: agenas a sus lágrimas, a sus recuerdos, a las risas de los demás niños del parque, a sus ojos marrones ahogados, a esa barca que navegaba sola sin rumbo.

Sumergida en sus pensamientos, seguía a los pájaros que envidiosos de las nubes, también hacían su versión del pilla pilla.

Escucho su nombre, pero no de cualquier boca, si no de la boca de él, de su  voz, esa voz que le había dicho mil te quiero y que le había robado besos, caricias. Esa voz que deseaba escuchar todos los días, pero que desde hace un par de horas, cada vez que la recordaba se le clavaba una puñalada en el corazón.

Cerró los ojos y cuando los volvió a abrir, después de secar patosamente sus lágrimas con la manga de la camiseta. Le vio, estaba intentando entrar en su barca. Haciendo malabarismos y fijando la atención de la gente, intentaba estrategícamente cambiarse de barca y entrar en la suya. Se sentó en frente suya. La miró a los ojos, él pudo ver los ojos marrones ahogados y rojos. Y ella, entre lágrimas, que no querían estarse dentro quietas, le vio. El le cogió las manos, suavemente...

- Lo siento - repitió esa voz que hizo que otra espina se volviera a clavar - Desde que te fuiste, han sido las horas mas horribles, no podía pensar en otra cosa que no fueras tú, no sabes el desastre que has causado en mi mundo desde que te fuiste. Todo se ha puesto patas arriba. No sabia a donde ir, solo sabia que no te podía perder. Sabía que estarías aquí, te encanta este sitio y te encanta este parque. Sé que no he hecho lo mejor, que no soy perfecto, ni lo quiero ser. Pero, pequeña, he pasado tantas cosas a tu lado, que tardaría vidas en aceptar que te he perdido. Un perdón cuesta mucho, después de lo que he hecho y lo que te dije, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea para no tener que separarme jamás de esa sonrisa, que me da la vida, que hace que cualquier persona sonría. No podría jamas olvidarme de esos ojos que cambian de color cuando estas contenta, y mucho menos olvidarme de esos besos, que desde el primer día al ultimo, provocan mariposas en mi tripa, hacen que mi corazón se acelere. Esos 37 besos que me has dado y que cada uno ha sido mas especial que el anterior. Indescriptibles, pero inolvidables. Te quiero demasiado, princesa.

A medida que esas palabras salían de su boca, los ojos de ella retenían menos lágrimas, el no dejaba de buscar su mirada y ella de evitarla. El corazón le daba vueltas, se volcaba y se recuperaba. Aumentaba su velocidad y casi no se podían distinguir un latido de otro. Ella sentía lo mismo.

Sin pensárselo mas de 10 segundos y siguiendo a su corazón el beso numero 38. Ese beso que jamas seria olvidado y que estaba siendo envidiado por todo el mundo que les miraba. El se sentó en el suelo de la barca, ella se puso entre sus piernas y se tumbo sobre él. Los dos miraban las nubes que antes jugaban al pilla pilla y que habían parado, para observarles, celosas.

Ella sonrío, él también. Se miraron, sonrieron.