domingo, 25 de noviembre de 2012

Viajes


El sueño te invade, todas y cada una de las moléculas de tu cuerpo están agotadas, ya no pueden mal. Tienes calor, tienes frio y vuelves a tener calor. Te molesta la ropa, los zapatos, el pelo, las uñas… No estás cómoda en ninguna de las tres mil posibles combinaciones que tiene tu cuerpo de retorcerse en esa silla. Pero en cambio, tu solo piensas en no moverte demasiado para no molestar a los cinco desconocidos que tienes a tu alrededor.

La desesperación y la falta de sueño, hace que decidas salir huyendo de ese cuarto con seis butacas, tu habitación de una noche. Con la precaución con la que una leona acecha a su presa, coges todo el material posible para aguantar durante horas en una falsa cafetería.  Pasas por el vagón, (que sigue los mimos planos que el de Harry Potter es más, hasta creo que he visto a Hagrid por ahí)

Te sientas a imaginar que hacer durante las casi seis horas que te quedan. Enciendes el ordenador con la falsa esperanza de que allí este la solución a tus problemas, cualquier cosa, un rayito de esperanza que haga que tu desesperación se reduzca en muchos puntos.  Pero todo esfuerzo es inútil, por mas que lo intentas ese tren nunca llega a su destino, las horas se hacen años y los minutos meses. 

5:00 a.m. Por fin llegas a tu destino, y solo piensas en volver a darle calor a esa cama que te ha echado de menos, y abrazar a aquel peluche que aunque invade tu cama, ha soportado todas tus cosas. 

Volver a casa nunca fue tan largo. 

sábado, 24 de noviembre de 2012

Pour toi

Esta es una de las pocas veces que escribo sabiendo que la persona a quien le dedico esto, es posible, probable, que lo lea. Quizás es una de esas veces en las que no tengo ni idea de que decir para que no se entienda mal y en las que borro trescientas mil veces cada una de las palabras que escribo, para dar con la palabra perfecta, exacta que aclare mi pequeño caos. Es una de esas veces que no se que decir, pero quiero contar miles, millones de cosas en esta página en blanco.
Loca enamoradiza... siempre estamos igual. Y por fin, por una vez esto se hace realidad. En medio no hay mas que un par de kilómetros, nada que no pueda arreglar el maldito transporte público. Es tan simple como un tú, un yo y un ahora. Vamos despacio, no hay ninguna prisa para darle un nombre a esto, no hay nada más que disfrutar de este momento que estamos viviendo. Una calle que posiblemente ha estado abarrotada de gente y yo solo te puedo mirar a ti.


“Te dije que no te echaras a nadie en Barcelona!!” Creo que esa ha sido la frase más escuchada este fin de semana.  ¿Quién me iba a decir a mí, que aquí iba a encontrar a ese nadie? Sin esperarlo, pero sin esperar, apareciste, te conocí un poco y acabé paseando contigo de la mano por el medio de la ciudad.

Llevo unas semanas queriendo escribir sobre ti, bueno, sobre lo que siento hacia ti.  No nos vamos a mentir, no estoy aquí solo para decir lo maravilloso que es todo esto que nos está pasando. También voy a contarte lo no tan bonito, la parte en la que la purpurina cae al suelo.  

Al principio, como en todas mis relaciones tenía miedo, miedo a que saliera mal, miedo a pensar demasiado, miedo a no estar a tu nivel… simplemente un miedo incondicional que me invade cuando algo en mi vida va a cambiar una parte de esa rutina. Pero gracias a las terapias (jajajaa) y a que mi mente se cansó de pensar, aparté ese miedo. Desde entonces, puedo decir que cada día me gustas más.

De ti me gusta tu sonrisa, tu forma de hablar (de guiri) tan graciosa, que me muerdas, que hagas que me pique, que te piques... que digas cualquier chorrada por whatsapp que haga que sonría por la calle como una estúpida, tus ojos. Los besos de esquimal, que conviertas todo en algo mucho más sencillo. Que me regañes porque llego tarde, que seas mi buena influencia. Que soportes mis locuras de niña de cinco años. Que me hayas aceptado tal y como soy. Tus abrazos acogedores.  Pero lo que más me gusta de ti, es que siempre tengas esa sonrisa dibujada en la cara.

Y ahora, en este preciso momento quiero darte las gracias, por todo. Gracias por quererme hacer para el tiempo cada día. Gracias por cruzarte en mi camino. 




martes, 13 de noviembre de 2012

Habladurías sin sentido


     ¿Quién dice que es lo que hay que hacer y que es lo que no? ¿Quién dice cuantos días, horas, minutos y milésimas de estos hacen falta para llegar a conocer a una persona? ¿Por qué dos personas que se conocen desde hace miles de años se conocen mas que otras que se conocen desde hace unas semanas? Parecen respuestas lógicas a preguntas que carecen totalmente de ella.  Pero en verdad, es relativo. 

     La gente critica, habla  de cosas de las que no tiene ni idea. Se creen que la carencia de tiempo les hace más inteligente. ¿Qué más da cuánto tiempo ha pasado? Cuando hay zsa zsa zsu, no importa que conozcas a esa persona de un mes, de una semana o desde que erais niños pequeños jugando a crear castillos de arena. 

     Una vez alguien me dijo que este tema es algo sorprendente. Hay personas que en una semana se deja conocer y en cambio, hay personas que aunque  pasen años cada día te siguen sorprendiendo y nunca terminas de conocer. Poco tiempo, mucho tiempo, como dicen: el tiempo es relativo. 

     Aun así, muchos estaréis pensando: ¿Y qué más da lo que diga la gente? La pregunta que más fácil me parece de pronunciar y la que menos sentido tiene. Como bien dijo mi gran enemigo Rosseu, somos seres sociales por naturaleza, y queramos o no, aunque en la fachada digamos que nos da igual, nos importa lo que la gente diga. Nos puede afectar en más o menos medida, pero al final nos afecta. Un comentario de una persona, nos hace, al menos, pensar una milésima de segundo sobre aquel comentario y su significado. No eres un machote, y  cuántas más veces  digas que menos te importa, en el fondo más te afecta.

     Quizás tengan razón, y ni siquiera nos hemos dado tiempo a conocernos, quizás (y lo que yo creo) no sabéis ni una milésima de la historia y simplemente habláis por hacer algo. No sé que pasará, nadie lo sabe, aunque podamos hacer muchos proyectos con futuro. Pero hay una cosa que tengo clara, y que aunque muchas personas hablen al respecto, no me harán cambiar de opinión, a mi me encanta lo que está sucediendo, me encanta este zsa zsa zsu continúo, puedes hablar todo lo que quieras que por ahora, yo no pienso modificar ni un punto de lo que está pasando. 

     Seguir hablando y decir lo que queráis, que mientras esto siga bien, siga marchando al ritmo que tiene que marchar y dando el tiempo que creemos necesario para seguir por este camino, no vamos a cambiar lo que hemos decidido.