jueves, 13 de noviembre de 2014

Diario de abordo VIII

Día setecientos mil sesenta y cuatro de un mes cualquiera del año en el el principio era el fin.

Queridos navegantes de esta locura:

     Os acordareís de lo ídilico que parecía todo en el ultimo día que pude escribir. Los buenos tiempos, duran y perduran en nuestra memoria. Aunque ahora no nos va tan bien, no podemos quejarnos de absolutamente de nada. Bodegas que cantan al son de los barriles de ron, los marineros se quedan en los puertos con las mujeres más bellas que puedan existir y las sirenas ya no entonan más su canto. Puede que no sean los mejores tiempos, pero ¡por Poseidon, que mas de uno querría nuestra vida!

     Camaradas, ¡levantad vuestras botellas de ron y bebed en nombre de vuestro capitán! Gritad, entonad las canciones que alejan a las sirenas y brindan de honor a la blanca calavera que luce en nuestra oscura bandera. Reid y llorad, haced lo que mas os plazca. Mientras yo, seguiré escribiendo nuestras hazañas y mis terribles memorias en una libreta que cada vez esta más vacía, como el liquido dorado que hay en esta botella de cristal. 

     Todo lo vivido hasta ahora, solo nos llena de experiencia, de aliento y de estar un poco más cerca de la verdad. No somo sabios aún, y quizás, ni si quiera, esté aún en nuestras manos el destino de nuestra propia vida. Robamos mapas para hallar tesoros que un día fueron escondidos por algún otro temido capitán. Desconocemos cualquier otra hazaña que nos rodea. Y aquí, va otro de mis grandes secretos, el porqué de mi profesión:

     Hace tantos años ya, que se me emborronan las imágenes y ya no se me encoge el corazón cuando me acuerdo de aquellos años. En los cuales, descubrí que no hay mayor tesoro en la tierra que un amigo, pero este también tiene el mismo poder en sus manos, y camaradas, se sufre mas por la perdida de un amigo, que por la de todas las botellas de ron derramadas. Aún así me la jugué, pasé los mejores momentos con ellos, pero de pronto todo se vino abajo. Lo malo de perder a una persona de estas características, es que pierdes la fé en las que imparten el mismo sentimiento hacia tu persona... y poco a poco, van cayendo como fichas de dominó. Te dejan, sin tu haberte dado cuenta, te encuentras solo ante algo o nada.

     De esas experiencias, aprendí muchas lecciones. Hermanos, lo más importante es convivir con uno mismo, disfrutar de nosotros, saber divertirnos, entretenernos, cuidarnos, apoyarnos... tú y solo tú vives esta vida. Te rodean personas que te quieren, que te ignoran, que te abrazan o que te añoran, pero el único dueño de tu vida eres tú. Aferrate a ella como a la espada que guardas con tanto cariño, y nunca te olvides de ti mismo. No digo que no compartas la vida con las demás personas, ni que te lances a la mar tu solo, pero recuerda, que eres la única persona que nunca te va a fallar, por lo tanto para la que mas ron has de guardar.

Con todo y con nada, se despide vuestro capitán, amigo, compañero pero ante todo él mismo.

El capitán.

martes, 17 de junio de 2014

A una princesa (seis)

Peque:

Hace mucho tiempo que no te escribo ninguna carta,  no es porque me haya olvidado de ti, ni si quiera por que no tenga nada que decirte. Simplemente es que no he tenido el tiempo necesario como para buscar las palabras correctas de lo que te quiero decir. Hemos hablado de este tema muchas veces, creo que en cada una de mis cartas te hago referencia a él, aunque no se vea en la superficie.

Cuentan, dicen por ahí los trolls del bosque, que el secreto de la felicidad, se encuentra en el ser. En el tú y nada más. Hay que aprender a respetarse, quererse, aceptarse... Hay que aprender a convivir con uno mismo, puesto que eres la única persona que no te va a fallar. Esta es una de las lecciones mas importantes que saqué de mi viaje por el bosque de las criaturas.

En esta carta no te voy a contar mis aventuras, ni los cuentos que me contaron en mis viajes. Te voy a desvelar un secreto mucho mayor, mas intrínseco que todas esas historias. Es una lección que todo el mundo me ha dado, que poco a poco he ido aprendiendo en  mis viajes. No se muy bien como explicártelo, pero intentaré hacerlo de la mejor forma que sé.

Pequeña, ahora mismo, no tienes mucho por lo que preocuparte. Todo va sobre ruedas y tu hada madrina está ahí para guiarte por el camino que más te conviene. Llegará un momento, en el que ella desaparecerá, te dejará a merced de las banalidades de este mundo. Tendrás que elegir, escoger y decidir por ti misma. Conocerás gente increíble en el camino, fantástica o insoportable. No se como decir lo siguiente sin llegar a influir demasiado en tu comportamiento, en tu cabeza. Pero, no dejes que tu felicidad dependa de otras personas, no te dejes embaucar por promesas de futuro, o historietas desorbitadamente fantásticas. Con esto no quiero decir, que no confíes en nadie, que no sueñes, simplemente que tengas cuidado. Que vigiles a que personas le dejas llevar tus zapatos para andar por este camino.

A esta altura, tengo que decirte, que disfrutes de ti misma, de la vida, de la gente y de todo lo que te parezca fabulosamente fantástico, pero eso sí,  no dejes que nadie te quite esa sonrisa tan preciosa. Que por decepciones o simplemente, por que la gente no es como esperas o no se que más tonterías así. No dejes que nadie te modifique, te quite tu muchedad. Se tú, y nadie más.

Te quiere, siempre te querrá y siempre estará a tu lado.

Piter

domingo, 15 de junio de 2014

Dulce introduccion al caos. THE END!

Gentucilla del campo, dejo de escribir DIAC en el blog. Lo escribiré pa mi, pa mis adentros xD

SPOILER!
Al final mueren todos xD jajajja es broma. Si me apetece colgare el resto de los capitulos o pedirmelos

martes, 22 de abril de 2014

Dulce introducción al Caos. Capitulo 5.

Otro despertar más en esa casa, a la que ya se había acostumbrado. Ya no echaba de menos no escuchar el secador de su madre por la mañana, ni la televisión de su padre por las noches. Tampoco se le hacía extraño no escuchar la música de su hermana durante toda la tarde. Era simplemente, un día más de su nueva vida. Decidió que era hora de cambiar el tono de la alarma del móvil, ya había empezado a odiar esas cuatro notas que no paraban de sonar todo el rato. Se quedó tumbada en la cama, mientras elegía nueva melodía.

Era lunes por la mañana, tocaba ir a la universidad, cuando decidió cual era la canción que menos odiaba, se levanto. Se puso lo primero que pilló en el armario (aunque en verdad lo había premeditado minuciosamente el día anterior) y salió de la casa. Mientras iba andando por la calle, iba pensando en la puerta, la carta, el jardín... todas aquellas malditas cosas que había sucedido ese fin de semana y que no tenían ninguna explicación razonable, más allá de la trama de un nuevo capitulo de una serie policíaca.

Sara odiaba rotundamente los lunes, suena totalmente a tópico, pero era verdad. Te dan dos días para que vagues, y el lunes te ponen la peor asignatura posible, para que te des cuenta de que era todo una mentira. Sigues en esa maldita rutina, y afronta otra semana más. Los lunes tenía Física, sé que suena raro, estudiando fotografía y haciendo la asignatura de Física, cosas de Bolonia y de estas cosas que no voy a comentar. Eran seis horas en las que un profesor le hablaba sobre tiro parabólico y fuerzas y diez mil chorradas más que no sirven para nada en la fotografía, mientras ellas se dedicaba a inventar, imaginar o jugar al Candy Crush. Pero ese fatídico día, ya podía Facebook poner el juego más adictivo de la historia que la mente de Sara estaba en otro mundo.

No os he hablado de la universidad de Sara, era una facultad enana, se impartían solo dos carreras, con una clase por cada curso, en la clase que más personas que había eran treinta más o menos, así que echando cuentas, en toda la universidad eran como máximo doscientas cuarenta personas. En su clase solo eran veinte, cada cual friki de lo suyo, pero todos eran una gran piña. Las asignaturas consistían en hacer prácticas y más practicas. Pasaba los días haciendo deberes o faena como se dice por aquellos lares. Por lo que estaba casi todo el día encerrada en la universidad, por las mañanas clases y por las tardes, hasta que le apetecía o terminaba, haciendo los trabajos que le mandaban. Es una de las razones por las que ella creía que estaban tan unidos.

A mitad de sus pensamientos, mientras el profesor explicaba los diferentes parámetros que influían en los tiros parabólicos, le llegó un Whatsapp de Rubén:
 "Xavi dice que se ha ido de la casa
ha dejado una nota diciendo que se iba
ven cuanto antes"
Sara flipaba, aunque no le extrañaba, no hacía nada con los compañeros de la casa y después de los acontecimientos no le sorprendía para nada que se fuera. Decidió que se iba de clase, total, no se estaba enterando de nada, y tenía su mente ocupada en muchas cosas.


"Chicos, me voy de la casa, os dejo pagado este mes, lo he metido en el sobre. Creo que será mejor vivir solo, siento dejaros así de tiraros, pero no puedo seguir con tantas cosas pasando. Un saludo."

- ¿Y ya está? ¿No ha hablado con nadie? - Preguntó Sara a Rubén
- Yo me he levantado y he visto la nota en la nevera, no se nada más.
- ¿Y los demás?
- He avisado a todos, tu has sido la primera en venir, a lo mejor se ha cruzado con alguno de estos por el camino, pero nadie me ha dicho nada por el Whatsapp - Dijo él mientras miraba el móvil
- Que fuerte... ¿Que hacemos ahora?

Rubén se encogió de hombros y se sentó en el sofá. Estuvieron un rato en silencio (otra cosa que Sara odiaba más que los Lunes), poco a poco fue llegando el resto del elenco, todos se quedaban con cara de asombro y se iban colocando en el sofá. A los veinte minutos de llegar Sara, ya estaban todos ahí, el misterio de la casa era mucho mas intrigante que cualquier asignatura que se pudiera impartir en cualquier universidad.

- Bueno, a ver, esta claro que se ha ido, y que no podemos hacerle nada ya. Así que ajo y agua, no hay nada más - dijo Marta, mientras se sentaba con su Coca-Cola
- Ya bueno, pero al menos ¿podría haber dado la cara no? - Dijo Pedro  enfadado

Pasaron los minutos mientras discutían de lo cobarde que era Xavi por no haber dado la cara y de si buscaban a un nuevo compañero de piso o hablaban con el casero para ver si les bajaba un poco el alquiler con todo el follón que había montado. Tras aquel periodo de tiempo, llegaron a la conclusión de que no podían hacer nada, que lo que debían de hacer era informar al casero y que el les dijera si cogían a alguien más o que hacían. Jordi llamó a la agencia, para ver si le podían facilitar el número de teléfono. A medida que iba avanzando la conversación la cara de Jordi no mejoraba, seguía en "estado de shock" desde que le habían contado lo de la nota.

- Me han puesto en contacto con el número que ellos tienen y me sale la voz de una chica diciendo que "Actualmente no existe ningún número con esa numeración".

Las investigaciones policiales no dejan nada que desear a todo lo que estaba ocurriendo en esa casa. Se volvieron a sentar todos, para llegar a una nueva conclusión. Algunos de ellos estaban de acuerdo en pagar un poco más al mes y no alquilar a nadie más la casa, otros no querían gastarse ni un céntimo más en el alquiler, por lo que querían otro inquilino. Sara se limitaba a escuchar y su opinión estaba muy lejos de mostrarse. Era todo tan extraño, mensajes firmados por el casero, un número que no existe, gente que recoge jardines gratis a domicilio y puertas que no llevan a ningún lugar. Por un lado, sentía lo que le había impulsado a Xavi a irse de la casa, pero por otro, le había cogido cariño a las otras personas que en ella habitaban.

Entre discusiones y argumento fundamentados, sonó la puerta. En el caos que allí habitaba, nadie se movía para abrirla. Sara se dirigió a la puerta, y al ver que esta se movía los demás apaciguaron sus voces. Un señor vestido de amarillo, con el símbolo de correos le esperaba tras la madera. Le hizo firmar en una especie de Game Boy y se marchó. No había ninguno nombre en concreto en la dirección del paquete que le había devuelto. Sara intentando averiguar el remitente, preguntó a sus compañeros si alguno esperaba algo. Ninguno contestó.

- Otra vez no - dijo Anna suspirando

Abrieron la caja, seguía sin haber ninguna pista que les dijera hacia quién iba dirigido. Anna desistió en medio del proceso y se fue a su habitación, Jordi miro al resto de sus compañeros y la siguió rápidamente. Los demás continuaron con su ritual. Una carta, unas llaves y una caja. Era todo lo que el pequeño paquete contenía.

Aunque se haya ido Xavi, no quiero que cojáis a ningún otra persona para la casa. A partir de ahora, tendréis que seguir mis instrucciones. No intentéis iros de la casa, o será peor para vosotros, ya he perdido a uno y no pienso perder a más. Si no queréis seguir mis pautas os daréis cuenta de que se más de vosotros de lo que os conviene. 
 No quiero que volváis ha hacer ninguna fiesta, nadie que no sea vosotros puede entrar en esta casa. 
Junto con esta carta os vienen unas llaves, dejarlas en un sitio que estén a mano, las necesitareis.  
 
Fdo. El casero
  


- Al menos podría haber dicho hola - dijo Gerard para romper la tensión que había en el ambiente. 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Dulce introduccion al caos. Capitulo 4

- ¡Que buena es esta canción! - no paraba de repetirse mentalmente mientras que seguía inmersa en su mundo.

Llevaba una hora más o menos metida en aquella cúpula y había escuchado como mucho cinco canciones. Cada dos por tres volvía a escuchar la de Imagine Dragons. No entendía porqué pero esa canción tenía un noseque y un queseyo que hacía que no pudiera parar de escucharla.

Tenía cosas que hacer para la universidad, pero intentaba alargar lo máximo posible el tiempo en su mundo. Miraba el reloj y calculaba las horas que podía pasar haciendo los deberes, luego hacía un cálculo mental redondeando a su favor, y decidía que aun podía pasar un rato más en aquella burbuja. De esta forma pasó la mitad de la tarde, antes de que se decidiera hacer algo.

No sé muy bien que pasa, en las tardes que son como esta, que cuando te quieres dar cuenta entre tu mundo y los deberes, ha pasado ya casi toda la tarde y no te ha cundido tanto como esperabas. Esto le pasó a Sara, cuando se quiso dar cuenta, estaba Marta en la habitación con ella preguntándole que quería de cena. Bajaron las dos a la cocina, se iban a hacer una ensalada y poco más. Se habían puesto moradas con la paella y tampoco tenían muchas ganas de cenar mucho.

Abajo, estaban todos reunidos entornos a la televisión, como todos los domingos por la noche echaban Modern Family en Neox. Pasaron de largo. Se pusieron a preparar su mega-ensalada, era fácil y estaba deliciosa: Lechuga, palitos de cangrejo, maíz, queso y, lo que a todo el mundo le parecía rarísimo, piña. Mientras preparaban aquel manjar, Sara se dio cuenta de que había demasiado silencio para estar con Marta, nunca la había visto tan callada.

- Va, Marta, suéltalo.

- ¿El qué?, no pasa nada - contestó ella sin apartar la mirada de la lechuga

- Venga siempre estas contándome cosas, no te gustan los silencios, y llevas 10 minutos sin decir ni una palabra... ¿Qué pasa? - Palabras que iban seguidas de la mirada de "te he pillado"

- Estoy un poco cagada, con el tema de la puerta y todo esto, no te lo he querido comentar porque no quiero parecer una miedica, pero la verdad es que me da mucha cosa... no se... rayadas mías supongo.

- Ei, va, no te preocupes no pasa nada, en el fondo a todos nos da un poco de yuyu, al menos intriga, pero bueno, piensa que seguramente no sea nada.

Marta sonrió, aunque sin mucha convicción y volvió a su ensalada. Sara no sabía muy bien que decir, sentía lo mismo que ella pero no lo quería admitir. En el fondo todos se sentían un poco así. Enseguida Marta sacudió un poco la cabeza, como negando todo en el mundo y volvió a hablar.

- ¡TIIAAA! ¡Que no te has enterado!

- ¿Qué pasa?

- Al final Anna y Jordi están como de rollo, que lo han estado hablando y tal y que quieren ver "cómo va la cosa", algo así. Asique ya tenemos la primera parejita de la casa... - Sara puso cara de sorprendida, aunque en realidad le daba igual - Bueno... y creo que ya sabemos cuál será la segunda ¿no? – mientras ponía la misma cara que le había puesto Sara unos minutos antes.

- ¿Qué? ¿Qué dices? ¿Quién es la segunda?

- Nada, yo no digo nada, que si no luego todo se sabe.

Sara se quedó dándole vueltas al asunto durante un rato. ¿Qué narices pasaba? Decidió que llevaba un día en el que el cupo diario de pensar estaba más que cubierto y que, si seguía así, la cabeza empezaría a echar humo y explotaría. Así que, dejaría las palabras de Marta a un lado y se centraría en cenar e irse a dormir. Mientras que cenaban, estaban hablando de los mismos únicos temas que se habían hablado durante el día.

Estaban todos sentados alrededor de la caja tonta, sin hablar, ni hacer el más mínimo ruido. Dejándose atrapar por aquellos personajes amarillos animados, cuando de repente se fue la luz. Unos cuantos, pusieron el flash del móvil a modo de linterna y emprendieron su camino hacia los interruptores. Xavi se limitó a gritar desde su cuarto: "¡La luz!". Mientras tantos todos estaban con el móvil, mirando las diferentes redes sociales, contestando mensajes o simplemente jugando a algún juego. Pasó un segundo, o ni siquiera todo eso, cuando volvió la expedición encargada de encender la luz:

- Oye, que no hay ningún interruptor bajado, no sabemos cómo volver a poner la luz - dijo el capitán de la expedición: Jordi.

- Que sí tío, tiene que haber alguno, si no tenemos que llamar a un electricista y es toda la putada.- Pedro

- Ve tú si quieres...

No dejaron terminar la conversación cuando se oyó como alguien golpeaba la puerta. Todos se asustaron, no se lo esperaban. Se miraron los unos a los otros en silencio. Jordi y Pedro fueron los valientes que cortaron ese juego de miradas y se fueron a abrir la puerta. Por muy machitos que se hiciera, y quisieran aparentar que nada en el mundo entero les daba miedo, se acercaban muy despacio, mientras seguían oyendo los golpes. Las mentes de todas las personas que había en aquella casa no hacían más que imaginarse todas las opciones posibles como con la puerta. Jordi cogió las llaves que estaban colgando de la cerradura de la puerta, las giró dos veces, miró a Pedro. Este le devolvió un gesto de "venga ábrela". Jordi siguió con su procedimiento, lento y acojonado. Bajo el manillar, antes de abrir la puerta definitivamente volvió a chequear la cara de Pedro, nadie podía aguantar más la tensión.

- ¿Que cojones pasa? - Todos saltaron de sus sitios y miraron hacia donde procedía la voz, era Xavi.

Nadie le hizo caso, con la mirada le mandaron callar. Jordi consiguió abrir la puerta finalmente, parecía una de aquellas veces en las películas que alguien llama a la puerta y solo hay un paquete en el suelo. Nada más.  Siguiendo el protocolo de Hollywood miró hacia afuera, a ver si por alguna casualidad el asesino se dejaba ver por alguna esquina. Cogió el paquete, y nada más cerrar la puerta, la luz volvió. La sensación y la atmosfera que se respiraba no es fácil de describir, unos estaban acogonados, otros simplemente intrigados, todos estaban callados, la tele se había vuelto a encender y junto a ella unos cuantos sustos se propagaban por el aire.  

Un paquete encima de la mesa, todos sentados alrededor de este, sin hablar, mirando fijamente como si tuvieran rayos X y pudieran descubrir que había en su interior. Era un paquete pequeño, no más grande que una caja de zapatos, ni siquiera más grande que un libro. Sin remitente ni destinatario, característica obvia en estas ocasiones.
-¡Ya está! ¿¡Estoy harta, que narices pasa aquí!? – Decía Carla mientras se levantaba del sofá, en una mezcla de enfado y miedo.

-¡Cálmate, seguramente no sea nada! – gritó alguien desde el otro ricón del salón, seguramente o Pedro o Rubén – Esto parece una película mala de Hitchcock
-Bueno abrimos esto… ¿O qué? – dijo Sara

Gerard fue el primero en atreverse a tocar el paquete de nuevo, rompió el celo que cubría todo el paquete, de este marrón que solo usas cuando es algo muy importante, cuando te quieres asegurar de que nada le pueda pasar a lo que hay en su interior. Buscó la solapa que estaba más fácil de abrir y tiró de ella. Este movimiento hizo que lo que había en el interior del paquete saliera desparramado por toda la habitación. Un vaso de la fiesta del día anterior, una carta lacrada y una llave.

-¿Qué narices? – Volvió a decir esa voz que Sara no podía identificar
-Lee la carta ¡ya!

Por suerte o por desgracia, la carta había ido a parar a los pies de Anna. Esta la cogió y mirando a todos sus compañeros la abrió:

No podéis hacer más fiestas en la casa.
                                                                           Fdo. El casero”

Tras un silencio y otro juego de miradas, Jordi rompió el silencio:

-Esto es una broma de alguien, o algún vecino amargado que no echa una cana al aire desde hace mucho. Se aburre y esta mañana ha decidido hacernos de señora de la limpieza. ¡Bah!

Nadie le contestó, unos cuantos asintieron aunque sin mucha convicción, mientras que los otros se dedicaban a mirar a puntos inconcretos de la habitación buscando su propia historia en la cabeza. Podía ser el verdadero casero que estaba cabreado por cómo le habían dejado el jardín, asique después de limpiarlo decidió meterles un poco de miedo en el cuerpo. Podía ser alguien de la fiesta que en su eterno aburrimiento les había hecho esa carta, aunque eso no le daba explicación al jardín. Había tantas opciones y algunas que daban tanto miedo que era mejor ni pensarlo. Volvió la misma lluvia de ideas que había ocurrido con la puerta. Millones de posibles posibilidades que dejaban volar la imaginación de una generación adicta a las telenovelas y los reinos medievales.

Conclusiones, no sacaron ninguna. Aunque poco a poco quedaba menos gente en el salón que diera su opinión. Ahí sí que pasaron horas, aunque a ellos mentalmente no les pareciera tanto tiempo, los ojos de algunos empezaban a cerrarse aunque fuera la situación más interesante que les hubiera pasado en mucho tiempo. Xavi fue el primero en desaparecer, que tras leer la carta y decidir que todo era una broma o un vecino enfadado se volvió a encerrar en su habitación. Anna y Jordi le siguieron a la hora o así. Y poco a poco en el salón solo quedaban Gerard, Rubén, Marta y Sara. Marta se moría de sueño, pero tenía tanto miedo que no se iba a ir a la habitación sola, por lo que estaba esperando en un sofá a que su compañera de habitación decidiera que tenía sueño. Pero a Sara siempre le habían encantado las novelas tipo C.S.I y Sherlock Holmes, por lo que escuchar los relatos de los demás era demasiado interesante como para sustituirlo por su cama.


miércoles, 12 de febrero de 2014

Dulce introducción al caos. Cápitulo 3

Se despertó por la mañana, como le gustaban los domingos.  Era ese día en el que casi nadie tenía algo que hacer, y te dedicabas o a hacer deberes (que no era lo que solía hacer) o a simplemente hacer el vago. Benditos domingos. Se quedó un rato en la cama pensando en la noche de ayer. Había resultado ser una noche muy interesante. Todos se lo habían pasado genial y gracias a Dios no había pasado nada fuera de lo normal. Cuando ya había hecho un repaso de todo lo que había sucedido se levantó, se puso las zapatillas y se dispuso a salir de la habitación. Miró a la cama de Marta a ver si esta se había levantado, y efectivamente así era.

Cuando llegó a la cocina, estaban casi todos allí. Solo faltaba Xavi, Anna y Jordi. Se preparó un bol de cereales y se unió a la conversación de los demás. Hablaban de lo que había pasado la noche anterior entre Anna y Jordi ¿Seguirían juntos? ¿Habría sido solo un lío? No sabían muy bien lo que había pasado entre ellos. No había ningún antecedente de que eso podría haber ocurrido. No tonteaban mucho, o no al menos enfrente de ellos. Había muchas teorías, unos decían que el alcohol y la fiesta, y que esto acabaría como una anécdota más que contar. Carla opinaba que sabía que iba a ocurrir, que Anna le hablaba mucho de Jordi y que era normal que se creara tensión, terminó con la frase: “El roce hace el cariño”. Todos se rieron. Y por último estaba la teoría de que podía haber sido una mezcla de las dos cosas, que entre que ya había un poco de cachondeo y el ambiente que se perfumaba, podría haber ocurrido el principio de algo. No lo sabrían exactamente, hasta que alguien interrogara a una de las dos partes.

Después de cotillear un rato sobre el tema y recoger el desayuno. Salieron a ver qué tal estaba la parte de fuera, dependiendo de su estado, haría falta un café más para afrontar la suciedad o no. Para su sorpresa, todo estaba perfectamente limpio. No quedaba nada de basura, ni rastro de los vasos que cayeron al suelo. Todos se pensaron que habían sido Gerard, Rubén y Sara y les dieron las gracias. Pero estos juraron millones de veces que ellos no habían sido. Estuvieron otro rato discutiendo sobre la viabilidad de que se hubiera limpiado solo.
-          Es un jardín con auto-cleaning – dijo Rubén entre risas.
Dieron un par de vueltas por el jardín a ver si quedaba algo más que no se hubiera desvanecido. En verdad, miraban atónitos si había alguna pista de que podía haber pasado.
      - ¡Oye, venir aquí! – Se oyó una voz desde el lateral de la casa.
Todos fueron corriendo, quizás era la pista definitiva de que había pasado en aquel extraño jardín. Cuando Sara llegó, estaban todos mirando a la pared. Qué podía haber pasado, qué habría en esa pared que todos miraban tan atónitamente. Cuando se acercó, descubrió que en aquella pared había una puerta.
     - ¿Alguien la había visto antes? Porque yo no. ¡Y no se puede abrir! – Pedro era el que les había gritado desde lo lejos y el que no paraba de empujar y tirar de la puerta.

Yo no la había visto.

-  Ni yo.

Yo tampoco.

-  No me suena para nada.

A mí no me miréis.  – Fueron afirmando uno a uno los demás allí presentes.

-¿Qué coño es esto? ¿Y de donde viene? O sea, a donde lleva. – Decía Carla mientras se iba alejando de la puerta, para tener una mayor panorámica de la casa.

Todos miraban atónitos a la puerta y empezaban las cábalas.

-Yo creo que da a la cocina, pero no puede ser, porque en la cocina no hay ninguna otra puerta – Se atrevió a decir Sara

-  No pero yo creo que es del salón – Le replicó Pedro

-  Ya pero es que en ningún lado hemos visto una puerta más.

Marta se fue, entró en la casa. Los demás seguían pensando a que parte de la casa podía pertenecer la susodicha. E intentaban vanamente abrirla.

Era una puerta de madera oscura, como la de las entradas a las casas. Tenía un picaporte, pero ningún hueco para meter unas llaves, tampoco había mirilla. Simplemente era marrón oscura con rectángulos grandes, como la que puede haber en cualquier casa. Intentaron buscar algo para hacer palanca y que se abriera, pero nada. Intentaron empujar y tirar más de uno a la vez, ningún resultado. Intentaron, entre risas, darle patadas como en las películas, pero salvo algún que otro dolorido, no paso absolutamente nada. La puerta seguía ahí, de pie, intacta y llena de misterio.

Al poco rato, salió Marta de la casa corriendo, le seguía Xavi que ya se había levantado.

No es de ninguna parte, es decir, he mirado todas las paredes de la planta baja y ninguna tiene una puerta o algo así. Asique o no da a nada, es decir, da a una pared o no tengo ni idea de a dónde va.

¿Y si da a unas escaleras que vayan al garaje o al sótano? – Soltó Xavi

Todos salieron corriendo al garaje, y tras investigar mucho, no encontraron nada que pudiera ser una pared o algo parecido. Todos estaban atónitos. Le contaron lo sucedido a Anna y Jordi, cuando estos se levantaron. No paraban las teorías de la puerta. Muchas eran graciosas, para lidiar con la tensión, mientras que otras eran dignas de una novela de Ágata Christie.  Y no solo eso, si no que de vez en cuando uno o un par de ellos, salían de la casa a probar otra de sus ideas de cómo abrir la dichosa puerta. Poco a poco fueron desistiendo, aunque todos tenían en sus cabezas el runrún de la puerta.

Es la puerta de Narnia, en verdad es la del armario” Pedro
“No lleva a ningún lado, esta tapiada, pero la dejaron para despistar a los ladrones” Jordi
“Es la puerta mágica de Doraemon, tenemos que buscar la otra para que funcionen” Carla
“Yo creo que da a una habitación secreta en la que guardan los cadáveres y las drogas una organización de mafiosos” Anna
“Da a unas escaleras que te dirigen al sótano, a un cuarto totalmente aislado y ahí está encerrada la persona que vivía antiguamente en la casa” Gerard
“Yo creo que es una ilusión óptica” Pedro
“Yo creo que es una puerta que da a una habitación también, pero no se que puede haber pasado en esa habitación” Marta
“Es una habitación que han tapiado, asique no podremos saberlo nunca” Rubén
“Yo creo que da a unas escaleras al sótano, pero que luego quitaron las escaleras o la tapiaron o algo así y por eso no vemos el final” Sara
“Es una puerta astral oculta” Gerard

Cuando se les acabaron las ideas para las posibles teorías, volvieron a estar todos desperdigados por la casa. Xavi estaba encerrado en su cuarto como casi siempre. Anna estaba con Pedro y con Carla en su habitación hablando de lo que todos nos pensamos. Jordi estaba en la cocina, haciendo una paella para todos, con Gerard y Marta. Rubén andaba por la casa desperdigado recogiendo sus cosas y poniendo lavadoras. Anna estaba fuera en la terraza, barriendo lo que no estaba sucio.

Desistió al poco rato, eso estaba más limpio que la patena, era inútil seguir limpiando algo que no tiene suciedad. Se sentó en una de las mesas de la barbacoa y siguió pensando en los misterios del día. Una puerta tapiada y un jardín auto-limpiable, a lo mejor era una casa inteligente y la puerta lleva a los circuitos de la casa. Esbozó una sonrisa. No se le ocurrían más teorías sobre la puerta, ni el jardín, ni nada.  Entre que le dolía un poco la cabeza y que todo superaba a su pequeña cordura, era hora de desistir.

¿Qué haces tú aquí sola? – Alguien dijo por detrás

-¡Me has asustado, Gerard! – dijo mientras se volvía a poner bien en el banco después del bote que había pegado – está limpiando un poco esto, pero es imposible, me rindo. No entiendo que ha pasado aquí, pero esta todo como los chorros del oro.

Ya… no se, ha sido una mañanita rara, entre el jardín y la puerta. A lo mejor lo limpiamos anoche y no nos acordamos, o lo ha hecho Xavi o cualquier otro y no lo quiere decir. No sé.

-Ya… yo tampoco lo sé, pero ¿y lo de la puerta?, que me dices de eso.

No creo que haya que darle mucha importancia, en una casa de mis abuelos había una puerta en una de las paredes del segundo piso, se veía por fuera. Mis primos y yo hicimos muchas cávalas sobre que podía ser – Se encendió un cigarrillo – Y un día descubrimos que era una puerta que daba al antiguo granero, no había nada. Mi abuela nos contó que desde allí tiraban la paja y esas cosas y alguien las recogía abajo. Muchas veces le damos más vueltas a las cosas de lo que realmente son. ¿Te da miedo o qué? ¿Saldrán por ahí los monstruos de medianoche? – Terminó riéndose

No, idiota – Sonrió ella también – Pero es interesante ¿No? ¡Es una puerta en una pared sin destino! Al menos puede ser entretenida.

-  Si bueno, tampoco hay que rallarse con esto, si no llamamos a la agencia o al casero y nos enteramos. Tampoco es plan de quedarse sin dormir por una maldita puerta – Los dos se miraron con gesto de aprobación – Oye, aparte de esto, quería hablar contigo.

-  Uff, odio esas palabras “tengo que hablar contigo”, no hay frase en el mundo que suene peor – El se echo a reír

-  No es nada, es simplemente, que quería decirte que me lo pase ayer genial con vosotros. Que con Rubén ya me llevo muy bien, me paso el día entero a su lado. Pero tenía una visión muy diferente de ti.

¿A si? ¿Y qué versión mía tenías?

-Pues te tenía como alguien súper tímido, como mojigata ¿Sabes? No fumo, no salgo de fiesta, me porto bien todo el día, soy súper buena persona. – Se echo a reír

Sara puso cara de indignación.

-  ¡E! Pero no te enfades, todo de buen rollo. Es un claro ejemplo de que no puedes juzgar a una persona por su primera impresión. Seguro que tú también me veías algo diferente y te has dado cuenta de que no.

¡Qué va! Yo sigo pensando que eres un Mario Casas, voy de duro todo el día, fumando y haciéndome el malote – dijo ella picándole.

Los dos se empezaron a reír y a picarse mutuamente. Estuvieron un buen rato allí sentados, lanzando piropos irónicos el uno al otro y chinchándose constantemente. Pronto se unió Carla a la conversación, que se volvió normal de nuevo. Carla les contó que Anna pretendía seguir con aquella relación, que aunque no había hablado con Jordi, le gustaba mucho ese chico. Que era una pequeña locura, ya que no se conocían casi. Quería conocerle mejor y que sentía algo por él. Pero tampoco debía hacerse ilusiones, puesto que no tenía mucha idea de lo que Jordi podría pensar de todo esto.

-   Chicos, a comer – Se asomó Marta

Verdaderamente Jordi podía ser todo un chef, la paella estaba buenísima y comieron todos hasta reventar. Hablaron de muchas cosas relacionadas con la barbacoa de la otra noche y los descubrimientos de la mañana. También cotillearon un poco sobre la gente de la fiesta, de la casa y  muchas más cosas. Al terminar de comer a Sara, Rubén y Anna les tocaba limpiar. Unos cuantos se sentaron en el sofá, mientras que otros se fueron a sus respectivas habitaciones a echarse la siesta.
Cuando todo estuvo limpísimo, Sara se fue a su habitación. Se puso los cascos, la primer canción que sonó era Demons de Imagine Dragons, se puso a tararearla y hacer unos bocetos en un papel. Cuando se quiso dar cuenta, estaba totalmente sumergida en su mundo, escuchando música y dibujando un paisaje precioso, un tanto abstracto. Sonrió y siguió allí quieta. Mientras tanto, en otra habitación uno de sus compañeros estaba inmerso en sus pensamientos,  cantando la misma canción.