jueves, 13 de noviembre de 2014

Diario de abordo VIII

Día setecientos mil sesenta y cuatro de un mes cualquiera del año en el el principio era el fin.

Queridos navegantes de esta locura:

     Os acordareís de lo ídilico que parecía todo en el ultimo día que pude escribir. Los buenos tiempos, duran y perduran en nuestra memoria. Aunque ahora no nos va tan bien, no podemos quejarnos de absolutamente de nada. Bodegas que cantan al son de los barriles de ron, los marineros se quedan en los puertos con las mujeres más bellas que puedan existir y las sirenas ya no entonan más su canto. Puede que no sean los mejores tiempos, pero ¡por Poseidon, que mas de uno querría nuestra vida!

     Camaradas, ¡levantad vuestras botellas de ron y bebed en nombre de vuestro capitán! Gritad, entonad las canciones que alejan a las sirenas y brindan de honor a la blanca calavera que luce en nuestra oscura bandera. Reid y llorad, haced lo que mas os plazca. Mientras yo, seguiré escribiendo nuestras hazañas y mis terribles memorias en una libreta que cada vez esta más vacía, como el liquido dorado que hay en esta botella de cristal. 

     Todo lo vivido hasta ahora, solo nos llena de experiencia, de aliento y de estar un poco más cerca de la verdad. No somo sabios aún, y quizás, ni si quiera, esté aún en nuestras manos el destino de nuestra propia vida. Robamos mapas para hallar tesoros que un día fueron escondidos por algún otro temido capitán. Desconocemos cualquier otra hazaña que nos rodea. Y aquí, va otro de mis grandes secretos, el porqué de mi profesión:

     Hace tantos años ya, que se me emborronan las imágenes y ya no se me encoge el corazón cuando me acuerdo de aquellos años. En los cuales, descubrí que no hay mayor tesoro en la tierra que un amigo, pero este también tiene el mismo poder en sus manos, y camaradas, se sufre mas por la perdida de un amigo, que por la de todas las botellas de ron derramadas. Aún así me la jugué, pasé los mejores momentos con ellos, pero de pronto todo se vino abajo. Lo malo de perder a una persona de estas características, es que pierdes la fé en las que imparten el mismo sentimiento hacia tu persona... y poco a poco, van cayendo como fichas de dominó. Te dejan, sin tu haberte dado cuenta, te encuentras solo ante algo o nada.

     De esas experiencias, aprendí muchas lecciones. Hermanos, lo más importante es convivir con uno mismo, disfrutar de nosotros, saber divertirnos, entretenernos, cuidarnos, apoyarnos... tú y solo tú vives esta vida. Te rodean personas que te quieren, que te ignoran, que te abrazan o que te añoran, pero el único dueño de tu vida eres tú. Aferrate a ella como a la espada que guardas con tanto cariño, y nunca te olvides de ti mismo. No digo que no compartas la vida con las demás personas, ni que te lances a la mar tu solo, pero recuerda, que eres la única persona que nunca te va a fallar, por lo tanto para la que mas ron has de guardar.

Con todo y con nada, se despide vuestro capitán, amigo, compañero pero ante todo él mismo.

El capitán.