miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿Sellamos un pacto?

- ¿Hacemos un pacto? - Dijo Marta sonriente

- Bueno, depende de en que consista - Contesto Daniel

- Es fácil, no te llevará más que una sonrisa. Tú simplemente escúchame, quédate bien quieto y si te parece bien me sonríes y queda sellado, si no puedes irte, estas en tu derecho. Yo propongo quererte, quiero despertarnos cada mañana con alguna de esas frases de películas como "Buenos días princesa" o simplemente "Buenos días amor". Propongo que seamos uno y no dos, poder contar contigo para cualquier cosa en todo momento. Propongo ser la causa de muchas de tus sonrisas y de pocas de tus lágrimas, o mejor, de ninguna. Propongo hacernos regalos estúpidos, de esos que olvidas en un cajón pero que cuando pasa el tiempo y los encuentras hacen que te sientas especial. Propongo darte las buenas noches y pedirte que sueñes conmigo aunque no lo recuerdes a la mañana siguiente o aunque no haya sido así. Propongo jugar con nuestros labios hasta que se fundan en un beso y que cada uno de esos pellizcos de pasión sean diferentes. Propongo hacer locuras, todas las que queramos, pero siempre con nuestras manos unidas. Propongo no soltar tu mano en mucho tiempo. Propongo buscar nuevas proposiciones tumbados en el césped o en la cama, perdiéndonos por Madrid o en medio de la nada. Propongo dormir enredada entre tus sábanas y apoyada en tu pecho. Hacer de tu cuerpo un lienzo para mis dedos y dibujar en el cosas sin sentido.

         Pasaron unos pocos segundos, que a Marta se le hicieron interminables, nunca había pensado en pedirle salir a un chico, y menos hacerlo de una forma tan disparatada. Se oía el "tick tack" de su reloj, iba despacito, sin prisa. Todo a su alrededor había parada, se había quedado anonadado con lo que acababa de decir. Todo menos Dani, que esbozando una sonrisa picarona contestó:

- Estas loca, de remate, pero a partir de ahora propongo que seas mí loca enamorada.