sábado, 24 de noviembre de 2012

Pour toi

Esta es una de las pocas veces que escribo sabiendo que la persona a quien le dedico esto, es posible, probable, que lo lea. Quizás es una de esas veces en las que no tengo ni idea de que decir para que no se entienda mal y en las que borro trescientas mil veces cada una de las palabras que escribo, para dar con la palabra perfecta, exacta que aclare mi pequeño caos. Es una de esas veces que no se que decir, pero quiero contar miles, millones de cosas en esta página en blanco.
Loca enamoradiza... siempre estamos igual. Y por fin, por una vez esto se hace realidad. En medio no hay mas que un par de kilómetros, nada que no pueda arreglar el maldito transporte público. Es tan simple como un tú, un yo y un ahora. Vamos despacio, no hay ninguna prisa para darle un nombre a esto, no hay nada más que disfrutar de este momento que estamos viviendo. Una calle que posiblemente ha estado abarrotada de gente y yo solo te puedo mirar a ti.


“Te dije que no te echaras a nadie en Barcelona!!” Creo que esa ha sido la frase más escuchada este fin de semana.  ¿Quién me iba a decir a mí, que aquí iba a encontrar a ese nadie? Sin esperarlo, pero sin esperar, apareciste, te conocí un poco y acabé paseando contigo de la mano por el medio de la ciudad.

Llevo unas semanas queriendo escribir sobre ti, bueno, sobre lo que siento hacia ti.  No nos vamos a mentir, no estoy aquí solo para decir lo maravilloso que es todo esto que nos está pasando. También voy a contarte lo no tan bonito, la parte en la que la purpurina cae al suelo.  

Al principio, como en todas mis relaciones tenía miedo, miedo a que saliera mal, miedo a pensar demasiado, miedo a no estar a tu nivel… simplemente un miedo incondicional que me invade cuando algo en mi vida va a cambiar una parte de esa rutina. Pero gracias a las terapias (jajajaa) y a que mi mente se cansó de pensar, aparté ese miedo. Desde entonces, puedo decir que cada día me gustas más.

De ti me gusta tu sonrisa, tu forma de hablar (de guiri) tan graciosa, que me muerdas, que hagas que me pique, que te piques... que digas cualquier chorrada por whatsapp que haga que sonría por la calle como una estúpida, tus ojos. Los besos de esquimal, que conviertas todo en algo mucho más sencillo. Que me regañes porque llego tarde, que seas mi buena influencia. Que soportes mis locuras de niña de cinco años. Que me hayas aceptado tal y como soy. Tus abrazos acogedores.  Pero lo que más me gusta de ti, es que siempre tengas esa sonrisa dibujada en la cara.

Y ahora, en este preciso momento quiero darte las gracias, por todo. Gracias por quererme hacer para el tiempo cada día. Gracias por cruzarte en mi camino.