viernes, 27 de diciembre de 2013

Dulce introducción al caos. Capitulo 2

Poco a poco se fueron normalizando las cosas en la casa. Se iba pareciendo más a un hogar. Se conocían un poquito mejor a medida que el reloj avanzaba, buscaban cualquier excusa para poder empezar una conversación con cualquier miembro que formaba parte de aquella familia.

Habían empezado cada uno sus respectivas clases, algunos ya empezaban con trabajos que exigían muchas horas. Pero aún así, no dejaban escapar ni un segundo para pasarlo bien. Ese sábado, habían organizado una súper barbacoa, estaba todo el mundo invitado. Querían hacer la mayor fiesta que se hubiera visto jamás. Habían juntado entre todos los asistentes, el dinero suficiente para comprar cosas para todos: bebidas, carne, dulces, patatas.... Todo lo necesario. Habían colocado un montón de mesas en el patio, habían contado unas treinta personas, iba a ser una locura. Muchas veces se miraban pensando lo desastroso que iba a ser eso, se iba a desmadrar demasiado. Esperaban que la gente a la que acababan de conocer, no fuera muy bruta, muy loca y que no se fuera todo al garete.

A las doce de la tarde empezó a llegar la gente, algunos trajeron más barbacoas, ya que con la de Jordi no era suficiente. Otros trajeron hielos, algunos se iban sentando y entablando conversaciones, mientras que otros empezaban a cocinar. Anna y Carla estaban haciendo una mega ensalada, mientras que Gerard, Marta, Jordi y otros, estaban pendientes de la carne. Sara estaba en la cocina con Rubén, poniendo patatas fritas y demás tonterías en boles de plástico. Todos estaban ocupadísimos en sus cosas.

- ¿Bueno qué opinas de todo esto? - Dijo él.
- La verdad es que me parece que se va a desmadrar todo un poco... quizás nos hayamos pasado.
- No me refiero a eso, eres de las pocas de la casa con la que no he tenido un rato a solas - Sara hizo un repaso rápido, y era verdad - ¿Qué te parece la casa, la gente... no se todas esas cosas?
- Aaaa... bueno... La verdad es que... se está genial, hay gente que aun no conozco del todo. En general todo va muy bien, no sé, me gusta mucho estar aquí. Tampoco sé que más contarte. Es que hay gente con la que todavía no termino de congeniar, si, podríamos decirlo así.
- Si, ya sé a quién te refieres...
- Sí, bueno... - Los dos se miraron muy cómplices. - Y tú, ¿Como lo llevas?
Se hizo un momento de silencio
- Bueno, como siempre dicen, los tíos somos más simples - dijo él sonriendo.
- ... ¿Y eso que tiene que ver? - dijo ella, sonriendo pero extrañada.
- Estoy bien, a gusto, cómodo y ya, no me paro a pensar en los detalles, simplemente disfruto. Aunque, como bien has dicho, hay gente con la que es difícil de... congeniar.

Los dos se miraron. Siguieron con su tarea, mientras iban hablando, sin mojarse demasiado, ya que aún faltaba confianza, pero contándose muchas cosas. Contaron los posibles cotilleos que podía haber un futuro en la casa, entre quienes había "tensión" de esa, ninguno de los dos opinaba lo mismo. Pero, se echaron unas risas. Rubén, era de las personas con las que menos había hablado, pero no por nada en especial, simplemente no se había dado la ocasión.

Ya tenían casi todo preparado, la gente no paraba de llegar, ni entraban en la casa, iban directamente al jardín. La gente empezó a comer y a beber, todo fue muy normal. Charlaban, algunos amigos se reencontraban y se preguntaban cómo era posible que el mundo fuera tan pequeño. La comida iba descendiendo a un ritmo sorprendente, y las risas aumentando al unísono. En realidad, aun no había indicios de que nada malo fuera a pasar. Gerard, Carla, Marta, Jordi y Xavi, estaban sentados en una mesa hablando y picando de las cosas que había por ahí. Anna estaba coqueteando con un macizo de la clase de Gerard y Rubén... creo. Pedro estaba en una esquina, con unos cuantos... comiéndose un bocata como dirían en "Como conocí a vuestra madre". Mientras que Rubén, estaba hablando con otros. Sara, acababa de salir de la casa, había ido a buscar más bebidas. Se sentó en la mesa con sus otros cinco compañeros de su universidad, y estaban hablando de cosas de fotografía, que tipo les gustaba más, cuál era el que menos, que opinaban de la historia de la fotografía, no se cosas así. Se enseñaban fotos que habían hecho cada uno de ellos.

La noche fue cayendo y aunque ya no quedaba casi nada que llevarse al estomago, la gente se lo seguía pasando genial. Llevaban un par de semanas ya conviviendo juntos y seguían descubriendo cosas súper interesantes de los demás.  Habían hecho nuevos amigos y no había habido ningún altercado digno de mencionar. La gente bebía pero no había nadie extremadamente borracho, todo el mundo simplemente se lo estaba pasando bien. No sabían si finalmente se sembraría el caos a medida que la noche pasara, pero por ahora estaban todos muy contentos y disfrutando del momento.  Había gente por todos lados del jardín y de la entrada, el interior de la casa estaba completamente vacío, por lo que no habría nada que reparar o volver a comprar nada.

Sara estaba sentada en una mesa hablando con unos amigos de la clase, cuando llego Marta y se sentó a su lado. Sara y Marta se habían hecho muy amigas en poco tiempo, al compartir habitación compartían muchas cosas.  Marta empezó a contarle muchas cosas sobre la noche, resultaba que un amigo de no sé quien era amigo suyo, y que otro había intentado ligar con ella, no paraba de hablar. Anna y Jordi se habían liado y Marta creía que eso iba a ser un problema de la casa. Hablaba tan rápido que era casi imposible entenderla. Sara intentaba hablar con ella, preguntarle cómo habían pasado las cosas, pero no le daba tiempo a terminar las frases antes de que ella ya le estuviera contando otra cosa totalmente diferente. Era mucha información muy rápido, como para ser capaz de asumirlas. La música iba aumentando de volumen a medida que pasaba la noche, sonó la canción de Titanium de David Guetta y  Marta arrastró a Sara hasta donde estaba todo el mundo bailando. Era una canción que a las dos les gustaba mucho, asique se pusieron en el medio de la pista a cantar y a bailar como si no hubiera mañana. La gente a su alrededor cantaba, o más bien chillaba, tanto como ellas.  

La gente estaba muy cómoda, unos cuantos estaban sentados en la mesa hablando. Otros cuantos estaban en el jardín bailando como en una discoteca, había gente esparcida por todo el jardín. No sabían exactamente donde estaban cada uno de los compañeros de la casa, pero les veían pasar de vez en cuando, con lo cual todo iba bien. Nadie se había rajado todavía, seguían los mismos que al principio. No había nadie sentado con cara larga, si no que todos estaban en su salsa. Habían conocido a mucha gente nueva y hecho muy buenos amigos, también había surgido algún que otro romance esporádico. Sara seguía bailando con Marta cuando Gerard y Rubén se acercaron a bailar con ellas. Aparecían diferentes canciones de un modo muy random, es decir, habían hecho una lista con canciones que les gustaban a todos, por lo que salían de todo tipo, indie, pop, rock… La mayoría de las canciones eran muy conocidas, había gente que cuando sonaba una canción que les gustaba, se ponían de pie y la bailaban, o simplemente se dedicaban a cantarla a grito pelado desde donde estuvieran. Era muy divertido ver el panorama que estaba ahí generado. Sara quería otra copa y Gerard se ofreció a acompañarla, ya que su vaso también estaba vacío.

- ¿Qué tal te lo estas pasando? - Le pregunto Sara a Gerard
- Muy bien, la verdad, no me esperaba que fuera todo tan "tranquilo"- Los dos se rieron. - ¿Qué tomas?
- Ron con CocaCola, por favor. - Gerard sirvió las dos copas y le dio a Sara la suya. 

En vez de volver a la pista de baile, se quedaron ahí hablando. Gerard le contó que le gustaban mucho hacer senderismo, le encantaba la montaña, hacia Snow y se iba siempre que podía de camping. Sara le dijo que a ella también le gustaba ir a la montaña, aunque puestos a preferir, prefería ir a la playa. También le contó que el sueño de su vida era viajar por todo el mundo, quería poder conocer a todas las culturas existentes, pero lo que más le llamaba la atención era América del Sur. No os puedo decir con exactitud cuánto tiempo, simplemente compartieron opiniones, ideas y muchas otras de esas cosas que se hacen al conocerse. 

-         Volvemos a la pista de baile – le dijo Gerard
-         ¡Vale!
Volvieron a la pista de baile y se habían juntado unos cuantos más compañeros al grupito que ya habían empezado. Seguían con la misma cantinela. Poco a poco, a medida que pasaba la medianoche, iba desapareciendo la gente. Pasaron de la pista de baile a sentarse a una mesa. Bajaron la música ya que todo el mundo estaba demasiado cansado como para seguir bailando. Siguieron hablando de millones de cosas, aunque las conversaciones iban bajando de intelectuales a medida que el porcentaje de alcohol en vena iba subiendo. Ya no era conocer a los demás,  derivó a quien contaba la anécdota más graciosa o a quien le había pasado la cosa más embarazosa. A medida que la gente se iba, los demás se iban compilando. Se terminaron juntando todos en la misma mesa, y decidieron empezar a jugar al típico “yo nunca he”, en el que descubrieron cosas demasiado intimas de cada uno de ellos, y más que una chorrada.

Pronto se acabó la diversión, algunos de la casa como Pedro, Jordi, Anna y Xavi, habían recogido un poco y se había ido a dormir, o al menos eso habían dicho. A las seis y media de la mañana, todo el mundo había desaparecido. Se pusieron a recoger un poco, ya que no tenían mucho sueño. La verdad es que la gente se había comportado, solo había que tirar un par de platos de plástico y fregar unas cuantas cosas. La gente había ido dejando las cosas en las papeleras que habían puesto. Al fin y al cabo, los de proyect X no existían en la realidad. Carla fue la primera en rendirse, seguida de Marta. Los que se quedaron, es decir, Gerard, Rubén y Sara, se subieron al ático a ver el amanecer. Se sentaron en unas tumbonas, hablaban de cosas más filosóficas que de costumbre, del universo, de la vida, de la felicidad, conversaciones de gente que está un poco tocada. Y por arte de magia, el sol empezó a salir. Siempre es bonito ver el amanecer, raramente coinciden dos iguales. Diferentes tonalidades, colores, líneas en el cielo. Esa vez era naranja, muy fuerte, con rasgos más claritos producidos por las nubes, era muy especial. El primer amanecer que veían desde esa casa. Se miraron los tres, siempre el amanecer indica el principio de un nuevo día, de una nueva vida, de algo que está a punto de comenzar.

Sara llegó a su habitación, no quería hacer mucho ruido, se puso rápidamente el pijama y se tumbo en su cama. Por la persiana podía ver los resquicios de ese amanecer tan bonito que había podido disfrutar con dos compañeros, que presagiaban convertirse en grandes amistades. Se puso a pensar como siempre antes de dormir, en el día, en lo que había aprendido en ese noche de los demás. De lo que podía pasar con Jordi y Anna, podía ser genial o terminar en gran catástrofe. No habían enviado ninguna señal de que el uno le gustaba al otro, y viceversa. Aunque… ahora que lo pensaba, en su conversación con Rubén el ya se lo había presagiado. Él y Gerard eran muy majos, se lo pasaban bien juntos. Bueno, era hora de dormir. Mañana sería otro día.


martes, 26 de noviembre de 2013

Dulce introducción al caos. Capitulo 1.

                     Bienvenida


             Pasaron las seis horas más largas de su vida, conduciendo, con la música a todo trapo, escuchando ese CD que había hecho semanas antes con sus amigas. E imaginándose cómo sería su nueva vida. Cada dos por tres, el coche emitía un ruidito muy extraño, durante las primeras dos horas, paraba a ver qué pasaba, pero después se dio cuenta de que los años no pasan en balde, ni siquiera para un coche. Cantando como una posesa, iba por la carretera, se fijaba en el paisaje, en los animales que había por ahí, he incluso hizo una foto cuando paso por el meridiano de Greenwich. Fue un viaje de lo más extraño, porque, de vez en cuando le entraba el pavor de cambiar de vida, de los “ysis”, ¿Y si salía todo mal? ¿Y si la carrera al final no le gustaba? ¿Y si no se llevaba bien con sus compañeros de casa? ¿Y si…? ¿Y si…? Siempre hay tantos como capaz sea tu imaginación de inventar. 
                Por fin llegó a la casa, en la puerta estaban dos de sus futuros compañeros esperando. La chica era rubia, guapísima y súper estilosa. Él, en cambio, tenía pinta de macarilla, con una camiseta ancha y fumándose un cigarrillo. ¿Por qué no habían entrado en la casa? Decidió buscar aparcamiento hasta que le abrieran el garaje para meter el coche.  Dio varias vueltas antes de tener un hueco, cada vez que pasaba por delante de la casa, veía como sus dos futuros compañeros se acercaban más, parecía que cada vez era menos incomodo conocer a la otra persona. No quería tardar demasiado en salir de aquel coche, si no tendrían que empezar de cero otra vez los tres. Cuando consiguió aparcar, se quedó un rato en el coche, esperando tranquilizarse para que no se le notaran demasiado los nervios, escuchando su canción favorita y mentalizándose de que todos iban igual que ella, nadie conocía a nadie más allá de lo poco que habían podido cotillear por Facebook y lo poco que habían hablado. Decidió salir, habiéndose hecho un repaso al maquillaje antes de abrir la puerta, cogió su bolso y dejó todo lo demás en el coche.
                Se aproximó a la casa, notaba como el nudo en su estómago se iba haciendo más grande, los latidos del corazón se iban haciendo más notables y poco a poco iba dudando hasta de las palabras que podían salir de su boca, algo tan simple como un: “Hola, soy Sara” le parecían lo más patético que existía en la tierra, aunque fuera lo más normal del mundo. ¿Les daría dos besos? ¿Nada? ¿La mano? No sabía exactamente qué hacer.  Abrió la verja, la casa era grande, más grande de lo que parecía en fotos. Solo una planta. El jardín por el que iba andando parecía cada vez más descuidado, como si a nadie le importara las pobres plantas que habitaban allí. La pintura de la fachada estaba descascarillada, el paso de los años habían tenido el mismo efecto que en su pequeño cochecito. A medida que se iba acercando, la mirada de las dos personas sentadas en el porche se les iba haciendo más incómoda, más intensa, más intrigante.
-         - Hola, soy Sara – dijo con la voz firmemente temblorosa.
-        -  Yo soy Gerard
-          - Y yo Anna – dijo ella casi sin mirarla, simplemente fijándose en las pintas que llevaba. 
Los dos se levantaron y procedieron a darse los dos besos de cortesía. Nunca se había sentido cómoda con ese saludo. Si los das muy lejos de la cara pareces una repipi repelente, pero en cambio si los haces directamente en la cara, a la otra persona le produce una sensación de incomodidad muy grande.  Por lo que se limitaba a juntar las mejillas y lanzar un beso al aire, a nadie. Gracias a los nombres pudo averiguar un poco más quienes eran, Gerard iba a estudiar multimedia, mientras que Anna estudiaría moda. 
-          - ¿Por qué no entráis?
-         -  El casero no ha llegado, ni siquiera ha dejado unas llaves, llevamos un rato rebuscando y no encontramos nada, hemos llamado a la agencia y han dicho que enseguida nos dirían algo – contestó Gerard. 
Y ahí se quedaron los tres, sentados en aquellas escaleras que introducían al porche, hablando de nada pero conociéndose un poco más. Conversaciones sobre el tiempo, las flores, que podrían hacer con aquel jardín, que podían añadir a los muebles de la casa, que muebles se habían traído, si pensaban hacer una excursión al Ikea y demás conversaciones que no tenían casi ningún sentido la una con las otras. Simplemente dejando el tiempo pasar, sin que ocurrieran silencios de esos que llaman incómodos. Gerard había traído una televisión como anunció en Facebook, mientras que Anna aportaba unas cuantas sartenes. Sara traía un viejo equipo de música, que aunque tenía ya sus años, se oía perfectamente desde el otro extremo de la calle. Y así paso media hora, afianzando las promesas que había hecho por una red social, asegurándose de que cada uno había cumplido su palabra. 
De pronto aparecieron otros dos chicos más. Se presentaron como Rubén y Pedro. Rubén iba a estudiar lo mismo que Gerard, mientras que Pedro estudiaría aeronáuticas.  Venían juntos porque vivían en dos pueblos cerca, asique se ahorrarían un viaje yendo juntos y así comenzarían a saber un poco más el uno del otro. Preguntaron lo mismo que Sara al llegar y Gerard les dio la misma explicación, asique se sentaron. Rubén ofreció cigarrillos a todos y finalmente volvieron a tocar los mismos temas de conversación. A medida que avanzaban en la conversación aparecía un compañero más, primero llegó Carla, estudiaría moda también, pero en otra escuela. Después Xavi, exhausto, el estudiaría óptica. A los pocos segundos Jordi, diseño gráfico. Y por último Marta, venía tan cargada que todos salieron corriendo a ayudarla. Roja como un tomate dio las gracias, ella estudiaría industriales. Sara y Marta iban a ser compañeras de cuarto, como Anna y Carla, Gerard y Rubén y Jordi y Pedro. Xavi, se había ofrecido a pagar un poco más con tal de estar solo y ninguno se lo reprochó. Se quedaron los nueve ahí sentados un buen rato más. Habrían pasado dos horas desde que llegó Sara y por muchas llamadas que hicieron, siempre les decían que esperaran un poquito más, manteniendo las mismas conversaciones una y otra vez. 
Cuando ya estaban hartos de esperar, cansados y deseando ver su nuevo hogar. Un coche negro, muy grande, casi tanto como una limusina, se paró en la puerta. Los nueve se miraron anonadados. Salió una chica joven, con un vestido negro, del interior. Llevaba una cajita en las manos y unas gafas de sol que le cubrían casi toda la cara. Andaba elegantemente, como si estuviera totalmente acostumbrada a volar con tacones. Abrió con gracilidad la verja y se aproximo a ellos, que por fin habían conseguido sacar a relucir el silencio. 
-          - Hola – sin ningún interés por llegar a conocerlos un poquito más – aquí tenéis las llaves. Espero que sepáis encontrar todo lo que necesitéis. 
Y sin dar tiempo a presentaciones, preguntas o quejas, se marcho mucho más rápido de lo que había llegado. Le entregó la caja a Xavi que la abrió y repartió un juego a cada uno. Jordi se propuso ser el primero en abrir la puerta. El silencio se mantenía mientras introducían las llaves en la cerradura. Todos estaban atónitos con lo que acababa de pasar, y a cada uno se le ocurría una historia diferente en su mente para dar una explicación a la situación, pero sin atreverse a decirla en alto por si los demás pensaban que era una estupidez.

Todo estaba oscuro, no sabían dónde estaban exactamente las luces. Seguían en un continuo silencio. Estaban intrigados por ver su nueva casa al real, no en fotografías, pero a la vez estaban preocupados por lo que les esperaba ahí dentro. Tardaron un par de minutos en encontrar los fusibles, ninguno de ellos hablaba, pero la tensión con el entorno en el que se encontraban, tenía voz propia.  En cuanto se encendieron las luces, todos estaban posicionados estratégicamente, así podrían acaparar el máximo espacio, la máxima información posible en un primer vistazo.
          La casa era muy amplia, una sola planta, pero muy bien distribuida. Lo primero que vio Sara, era el salón. Había tres grandes sofás negros en forma de U, con una mesa pequeña en el centro. Una gran pantalla de televisión, una PlayStation, y muchos demás gadgets y cosas electrónicas que ni si quiera sabían para qué servían. La casa era muy moderna, todo estaba renovado, se podría decir que la había rehecho de cero hace poco. Aun así, muchas cosas no concordaban. ¿Por qué ponía que no estaba casi amueblada en el anuncio de Internet, cuando era mucho mejor que las casas de los integrantes? ¿De verdad iban a pagar tan poco de alquiler por aquella casa? Era todo muy desconcertante. Ninguno formuló aquellas preguntas en voz alta, aunque todos se las cuestionaban para sí mismos. Se centraron en mirarse los unos a los otros y observar con detenimiento hasta el más mínimo detalle de toda aquella sala. El silencio que reinaba anteriormente, había cambiando de forma, de color, ahora ya no era de intriga, si no de fascinación.      
 - Bueno, parece que vamos a vivir como reyes. - Xavi, atreviéndose a romper el silencio.
- No si la casa mola - le contesto Jordi con los ojos como platos.
- A mi todo esto me parece un poco raro - se oyó una voz en el fondo, con miedo, creo que venía de Marta.
- Pues a mí me encanta - Dijo Gerad mientras se lanzaba a uno de los sofás
         Todos se rieron, después de esa hazaña. Cuando apaciguaron un poco las risas emprendieron "la investigación". Se pusieron a andar cada uno a su bola, solo se cruzaban palabras cuando dos de ellos se topaban por los pasillos. Sara no encontraba palabras para describir la casa, era todo tan increíble, digno de cualquier famoso. ¿Por qué alguien se habría molestado tanto en decorar algo así, para alquilarla a estudiantes? De todas formas, estos pensamientos no iban a ocupar mucho en su cabeza, estaba mucho más centrada en encontrar su cuarto. Oyó como la llamaban desde el fondo de la casa, se dirigió allí lo más deprisa que pudo, aunque no quería mostrar desesperación tampoco.
         Al llegar, Marta estaba sentada en una de las camas. "Este será nuestra habitación" dijo muy emocionada. Sara hecho un rápido vistazo, dos armarios enormes se imponían en el medio de la habitación, con dos camas individuales a cada lado. Dos escritorios contiguos se situaban debajo de uno de los grandes ventanales que iluminaban toda la habitación. La otra ventana estaba justo encima de la pared de enfrente, encima de una de las camas. Un sitio al que no le costaría acostumbrarse. Miró a Marta y esta le sonrió.
- Te importa si me quedo esta cama, no me gusta estar tan cerca de la ventana - Mientras pronunciaba esta frase puso cara angelical, ya sabéis esa cara que ponemos todos cuando queremos pretender ser buenas personas.
- Claro que no, al contrario, me encanta dormir debajo de la ventana. 
         Dejo el bolso encima de la cama y dio un rápido vistazo más a la habitación. Aunque el armario no le dejaba ver la cama de Marta, le ofrecía un poco de intimidad, por lo que era perfecto. Además, solo había puerta en la mitad que estaba alejada de la pared, la otra mitad era totalmente lisa, podía poner ahí sus fotografías. Y las vistas desde la ventana tampoco dejaban que desear, se veía la mayoría de la ciudad y al fondo una montaña. Le gustaba mucho su pequeño trozo de intimidad.
         Bajó a por sus cosas, por el camino se encontró con alguno de sus compañeros que había empezado a decorar su trocito mucho antes que ella. Tuvo que hacer cinco viajes en total, traía muchas cosas. Los cogía del coche y los dejaba en la habitación de cualquier forma, luego ya se preocuparía de colocarlos. A medida que iba y venía, se iba encontrando con menos personas por los pasillos, cada vez que esto ocurría, esbozaba una pequeña sonrisa.  Por fin, terminó de transportar todas las cosas. Se sentó en la cama y le entró mucha pereza al pensar que ahora tocaba colocarlas todas en su sitio. ¿Dónde colocaría cada una? Tenía que diseñar bien el espacio estratégicamente para que todo encajara perfectamente en su rincón.
         Mientras estaba sumergida en su mundo, entró Rubén, llamando a la puerta previamente, como buen caballero. Le indicó que iban a ver el garaje para ver como aparcaban los coches que habían traído. Sara se apresuró, cogió las llaves de su cochecito y bajó con él. Siguiendo la misma línea de la casa, el aparcamiento no dejaba nada que desear, es decir, era enorme. Tenía sitio para cinco coches. Parecía un aparcamiento de un gran supermercado.Decidieron que coche iba en cada plaza, priorizando aquellos que lo fueran a utilizar más. A Sara le tocó de las últimas plazas, ya que su universidad estaba al lado de la casa y no iba a ir a ver a sus padres en mucho tiempo. 
         No tardó mucho en dejar en buen recaudo a su cochecito, y había comenzado a ordenar la mayoría de sus cosas. Cenarían todos juntos, pedirían unas pizzas y así descansarían un poco de limpiar y ordenar cosas. Prosciutto, barbacoa, cuatro quesos, carbonara y jamón y queso, encima de la mesa del salón, casi todos estaban ya sentados alrededor de ella, ansiosos por comer un trozo. Cuando al final llegaron todos al olor de la receta italiana, se abalanzaron a devorar la comida. Los primeros minutos nadie dijo ni una sola palabra, el hambre se las comía todas.
         Poco a poco fueron saliendo conversaciones, hablaron de cómo habían colocado sus habitaciones, de anécdotas de su infancia, de porqué eligieron estudiar lo que harían, de que podían hacer este fin de semana que les quedaba antes de empezar las clases. Entre frase y frase, la cantidad de pizza que había sobre la mesa, disminuía notablemente. Se reían con las diferentes anécdotas, se ponían serios cuando tocaba, la conversación fluía, y como dirían los profesores, progresaba adecuadamente. Aprendió muchas cosas de cada uno de ellos:
Anna: Era una chica muy superficial a la que le encantaba la moda, iba siempre conjuntadisima. Casi no se reía de las cosas que decían los demás compañeros. Tenía una mirada fría y superficial. Todavía no había encontrado algo en ella que le transmitiera simpatía o amabilidad. Le desconcertaba bastante.
Carla: Era muy parecida a Anna, le encantaba la moda. Vestían muy parecido, dignas de la pasarela Cibeles. Pero ella si se reía de todas las gracias o anécdotas cómicas que contaban sus compañeros, además venía de una familia muy humilde. Ya había encontrado un trabajo aquí para ayudar económicamente a su familia. Era muy divertida y abierta, contó muchos detalles que eran totalmente esenciales pero que hicieron dar una imagen de ella mucho mejor.
Marta: Era su compañera de habitación y ya había descubierto algunas cosas sobre ella. Parecía una chica muy creativa, había decorado su habitación de dibujos hechos por ella. Era muy simpática aunque un poco reservada, casi no había hablado en toda la noche, se limitaba a escuchar lo que los demás decían y corresponderles. De vez en cuando, anotaba algún apunte a la conversación pero sin mucha relevancia. No podría describiros mucho de ella con tan solo aquella noche.
Gerard: Igual que Marta no había hablado mucho durante la noche. Había conseguido también un trabajo ya. Se le veía responsable. De lo poco que había contado podríamos deducir que era un chico muy humilde. No os puedo contar mucho más de él, simplemente que tenía el pelo castaño y los ojos marrones, que se sentaba en una postura muy rara y que fumaba.
Rubén: El compañero de habitación de Gerard, era el que más había hablado durante la noche. Era un chico muy, muy divertido, contaba un montón de anécdotas de su vida. Le encantaba el fútbol, avisó de que se enfadaba mucho si su equipo no ganaba (muchos chicos respaldaron esta afirmación). También comentó que le gustaba la comida oriental e hizo bastantes chistes. Parecía una persona con la que te podías reír mucho y con el que pasar un buen rato. Aunque parecía un poco despistado, cambiaba de historia cada dos por tres, en cuanto se le presentaba la oportunidad.
Jordi: El único realmente rubio de la casa, no le desagradó para nada. Tenía un punto muy interesante, siempre dejaba las historias a medias, o no contaba un detalle lo suficientemente relevante pero que sabías que ahí se ocultaba algo. Fumaba y estaba un poco intimidado por la situación.
Pedro: Era un chulito, totalmente. Aun así era muy divertido aunque se hacía el duro. No hacía más que contar cosas que le engrandecían. Pero aun así, no tenía tan mala pinta. Era muy guapo, normal que se lo creyera tanto. Haría una pareja perfecta con Anna si no fuera porque era el único de la casa que tenía novia. No dejaba de fanfarronear de ella, de lo guapa y lista que era, de que había entrado en medicina. 
Xavi: Aunque parecía el más rarito de todos, no era tan extraño como parecía. En verdad era muy simpático y amable. Solo contaba anécdotas de videojuegos y demás. Le encantaban todas esas cosas. Se le podría encasillar en el prototipo de “frikis”, pero al fin y al cabo todos somos frikis de algo. Estuvo todo el rato mirando por los demás, que si a alguien le faltaba una servilleta, que si buscaban un vaso de agua… le pareció de lo más encantador.
         En resumen, la primera imagen de todos ellos no le pareció muy desagradable. Terminaron la charla a las dos de la mañana. Decidieron que al día siguiente irían a la compra y muchas otras tareas de la casa. Sara subió a su habitación, apartó un poco las cosas de la cama y cayó rendida. 

lunes, 25 de noviembre de 2013

Dulce introducción al caos.

Hola! Este finde decidí empezar un pequeño libro. Se basa en un sueño que tuve, me parece una idea interesante y que tiene mucho juego, por lo que poco a poco iré dejando los capítulos que haga. Aquí os dejo la introducción, quería hacer el capitulo uno entero, pero mejor poco a poco, así me lo curro.  ¡GRACCE POR LEER!



Introducción.


Estaba ansiosa por comenzar esta nueva vida, por irse lejos, sin padres, sin reglas. Llevaba meses buscando los detalles que encajaran en esa nueva vida. Unas sábanas que no fueran muy serias pero que tampoco fueran infantiles, del mismo color que el tablero de la mesa, exactamente el mismo tono. Había visitado Ikea más de mil veces para encontrar los artículos correctos para decorar esas cuatro paredes que se convertirían en una pequeña nueva casa. Fue de compras a todas las tiendas existentes, para encontrar un pijama gracioso, pero no mucho. Sexy, pero no demasiado como para que se pensarán que era un antecedente a las señoritas de la Casa de Campo. Que le encajara perfectamente, es más, que aunque su uso solo fuera para dormir y pasear por la casa, le quedara como el vestido más cara que nunca se pudiera comprar. Unas zapatillas que fueran totalmente de acorde con ese pijama, y que fueran especiales, el pie de un animal, una comida con ojos, cualquier cosa. También, estuvo diseñando y dibujando cuadros para poner en las paredes, cuadros que le recordaran a su familia, a sus amigos, a su pasado. Cuadros que había hecho durante el bachillerato, pero versión 2.0, es decir, versión mejorada.  Se había dedicado un verano entero en buscar todos estos fragmentos para que la imagen que pudiera dar los primeros días, antes de llegar a conocer a sus compañeros, fuera la ideal.

Faltaban escasas veinticuatro horas para coger el coche y marcharse 637 Km al noreste de su casa. Había una dualidad en su interior, no quería marcharse, para no dejar atrás a su familia y sus amigos, pero estaba nerviosísima y excitada por emprender una nueva vida, desde cero, en otro lugar, sin ataduras. Sabía que no iba a ser fácil, pero iba a ser casi perfecto. Cuando empiezas totalmente desde cero, en un sitio en el que nadie conoce tu nombre, nadie sabe quién eras, que quieres, que has hecho, simplemente van a concerté desde cero, sin prejuicios… Sería como un pequeño trozo de paraíso.  Tenía creadas muchas expectativas con esa aventura, pero a la vez estaba preparada por si todo acababa mal y más que paraíso se convirtiera en infierno. Había escogido los detalles perfectos para que todo fuera bien. Alquiló una habitación en una casa grande, compartida con tres chicas y cinco chicos más. Casi todos hacían diferentes carreras, aunque dos chicos compartían la misma. Ya les había agregado al Facebook, ya sabían cómo iban a ir asignadas las habitaciones, de quien eran las plazas del garaje,  como iba a ir el planing de limpieza, de salida, de cocina… Tenían casi todo detalladamente organizado, todo aquello que era necesario organizar. Llegarían todos el mismo día. Ninguno se conocía físicamente, iba a ser todo tan genial.

Creo que no os he dicho como se llama, su nombre es Sara. Dedicaría unas líneas a describírosla, tanto por dentro como por fuera, pero no creo que sea necesario. Es más, quiero que lleguéis a conocerla desde cero, sin prejuicios, que no tengáis ningún antecedente de mi visión objetiva sobre ella.  Poco a poco os iréis dando cuenta de que es la chica más normal y a su vez más rara que os hayáis encontrado. Simplemente digamos que es una chica, de diecinueve años.

Era la última tarde que Sara estaría en su casa, había quedado con todos sus amigos para despedirse, su madre ya había empezado a llorar su marcha aunque ni siquiera se hubiera ido. Odiaba las despedidas, no sirven de nada, es como muchos de los convencionalismos de la sociedad. Despedirse, llorar y prometer mantener el contacto, promesas que todas las partes saben que no van a ser reales. Lagrimas de cocodrilo por parte de muchas de las personas, que simplemente actúan para que no se piensen que son menos sensibles. Palabras de mantener el contacto que se  borraran de las bocas en el mismo momento que te des la vuelta para marcharte. Regalos que “simbolizaran” una amistad eterna y que no duraran más de tres meses y medio exactos. Malditas despedidas.


Tras mucha parafernalia, actuación merecedora de un Óscar, se fue a casa, ceno con toda su familia y volvieron las lágrimas. La pequeña diferencia entre estas y las de cocodrilo, es que las de la familia son reales, te van a echar de menos de verdad. Tu falta hará que el día a día cambie, aunque sea por un beso, pero tu madre al día se ahorrará un beso más que tendrá que guardar para cuando vuelvas. Esa noche, su padre la ayudó a cargar el coche y le dio un pequeño consejo, no era nada especial, pero su frase se le grabó. Después de despedirse de su madre, acurrucada en su cama, su padre que aunque no quisiera derramó alguna lágrima al verla bajando la escalera y su hermana, que aunque la hace ver que no la quiere, en el fondo sabía que la iba a echar mucho de menos, se metió en su cuarto. Eso si que lo iba a echar de menos, millones de cosas que la hacía sentirse segura, la cama con el colchón más perfecto que jamás hayáis probado. Su corcho lleno de entradas de cine y teatros, que nunca volvería  a ver pero que le recordaban algo de su pasado.  Todos los pequeños de los que estaba llena la habitación que la hacían especial, la hacían simplemente suya. Despidiéndose de cada uno de los peluches que tenía sobre la cama, se metió en ella, y miro por última vez, el techo lleno de estrellitas y ositos que desde pequeña había colocado con mucho cuidado y amor. No pudo dormir mucho esa noche, estaba nerviosisma por saber que le esperaba esa aventura. La razón de su marcha, era perseguir uno de sus sueños. Quería ser fotógrafa, y aunque se encontrara en la capital, solamente tenía la opción de estudiarlo a muchos largos kilómetros de casa. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Sueños

Hoy me he dado cuenta de que me había olvidado de una parte muy importante de mi vida. Llevo tanto tiempo insistiendo en ocultar esa parte de mi, que hasta hace poco creí que había perdido totalmente mi muchedad. Pero hoy, tras mucho tiempo tumbada en el sofá esperando que esto se me pase, me he dado cuenta de que la muchedad es muy importante en cada uno.

Hay veces que nos obcecamos en seguir unos sueños, que ni siquiera provienen de nosotros mismos, si no que los hemos ido creando y etiquetando como tales, por el qué dirán, por las influencias ajenas, por el mero hecho de encajar en un lugar. Tanto hemos podido llegar a creernos esos sueños que dejamos abandonado todo lo demás para perseguirlo. Porque... ¿Cuantas veces hemos oido la frase "debes perseguir tus sueños"? ¿Por qué hacemos esto?

Cuando somos pequeños, nos preguntan miles de veces, qué quieres ser de mayor. ¿Y cuantas respuestas hemos dado a lo largo de la vida a esa pregunta? Que si médico, astronauta, cantante, bailarina, espía, y millones de respuestas más. Creo que si me pongo a contar una media de 15 más o menos, ni siquiera recuerdo exactamente cuantos he podido a llegar a decir. Y aquí estoy, estudiando algo que nunca en mi vida habría pensado hacer, que me encanta, me apasiona y que estoy segura de que puedo llegar a hacerlo. Pero ese no es mi sueño.

Escribir, es otro de las cosas que me apasionan hacer y que he dejado de lado. Inventarme cosas en mi cabeza y plasmarlas, hacerlas realidad de la forma que a mi me da la gana. Pero en este caso, siempre busco más aceptación por parte de los otros, siempre cuelgo lo que escribo en todas las redes sociales, me gusta que tenga visitantes, que la gente los lea, que mis amigos lo comenten. Me encanta escribir, escribo cosas para mi pero también escribo para los demás y creo que es por este último aspecto por el que lo he dejado un poco más apartado.

Como estas dos cosas hay muchas más, pintar, dibujar, patinar, la música y más y más. Y pensándolo bien, todas esas cosas me encantaban y me podría dedicar a ellas en mi vida (menos lo de dibujar y pintar, se me da fatal), no me importaría que todo girara entorno a eso. Estoy como en ese momento de elegir el bachillerato, ese momento en el que sabes que cojas lo que cojas "decidirá" tu futuro. Es un momento en el que te entra una gran duda existencial y te planteas muchas cosas.

Hoy me han vuelto a preguntar que quiero ser de mayor, la respuesta lógica sería fotógrafa, la respuesta real es otra totalmente diferente. Hoy me han preguntado por mi sueño, siempre bromeo con este tema, diciendo que quiero ser rica y famosa, la realidad, ni yo lo sé. Y porqué tenemos que asignarnos solo un sueño, solo un reto, o sola una profesión, porqué centrarnos en una sola cosa. Tenemos un mundo lleno de millones de oportunidades, no en todas vas a triunfar, pero porqué nos tenemos que encasillar en una sola. Cada vez me doy mas cuenta de lo absurdas que son muchas de las cosas de este mundo, de los ideales que nos han implantado, porqué tenemos que tener un sueño.

Definición de la RAE:  Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse.


jueves, 19 de septiembre de 2013

Diario de abordo VII

Día treinta y tres de un mes cualquiera del año en el que volvimos al principio.

Queridos navegantes de esta locura:

          Las velas no tienen ni una sola sutura, el viento las mece a tal velocidad que es casi imposible visionar nuestra nave, como dirían muchos nos va como viento en popa. Las bodegas están colapsadas de oro y diamantes, las bodegas están borrachas y solo llevan los incontables barriles de ron. ¿Nos podría ir mejor? La verdad es que si la perfección existiera, esto seria su definición.

          Todo este tiempo, mientras nuestra nave roza ligeramente el agua, los camaradas intentamos rebajar el nivel del dorado elixir, me he estado repitiendo una frase una y otra vez. Quizás mentira, o puede que verdad,  eso es un dato absolutamente insignificante en esta historia. De tanto repetirlo, tanto en voz alta como en voz baja, me lo terminé creyendo tanto que hasta que me lo dijeran las otras personas me sonaba igual de real. Pero, compañeros, esto solo duró hasta que recibí un choque de realidad. ¡Blas! ¡Pum! ¡Paff!. A mis oídos fue mas estrepitoso que el sonido del rugir de los cañones.

          Y entonces, ¡batacum tan pum!, toda la realidad se me vino en cara. Y todo ese trabajo, surrealista y inservible, solo cumplió con su función. Y ahora solo me queda una pregunta, una duda sin resolver, un come come... ¿Y ahora qué? Afrontar todo lo que viene y mirar al kraken a la cara. Directamente a los ojos, dejar que sus pupilas se claven en tu cerebro y que su gruñido infernal, se te quede en la memoria, como la canción que empiezas a cantar a primera hora de la mañana y no paras hasta que te desconectas...

"Ron, ron, ron la botella de ron. Brindamos, cantamos, reímos, lloramos, gritad compañeros YOHO. Yoho, Yoho, con la botella de ron..."

          Lo de después, no os lo puedo predecir. No se ni siquiera deciros que pienso hacer, pero hasta que no sea capaz de mirarle a los ojos, simplemente intentarlo, echarle valor, morro y muchos pero que muchos huevos. Por que esta vida es como las mujeres de Puerto Calavera, que o sabes como manejarlas o terminas borracho en una pocilga con cerdos.

          Con la botella de ron en una mano y la brújula en el otro, marcando a cualquierotraparte, se despide vuestro capitán. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

eso

     Él cruzó la puerta, yo seguí ahí, tumbada en la cama, leyendo mi libro como si fuera ajena a todo lo que él hacia, miraba o decía. Tenía que seguir con mi falso fingimiento de lo sumamente cabreada que me encontraba en ese momento. (¡Sabéis de lo que hablo perfectamente, hacerle sufrir un poquito haciendóle pesar que estás muy enfadada, cuando no es así. Volvamos a la historia). Escondida detrás de mi libro, observaba por el rabillo del ojo lo que él hacia. Me miraba, sabía que le estaba mirando, me sonreía y yo me volvía a esconder detrás de mi libro a esbozar la mía.

     Pasamos así como media hora, cada cierto tiempo yo pasaba una página para que mi coartada no fallara en ningún momento. Él estaba simplemente concentrado en mirarme y sonreírme, estábamos los dos cien por cien metidos en el juego, no sabía como iba a terminar pero era divertido jugar. Cerré el libro, supuestamente lo tendría que haber acabado... ¿Y ahora que hacía para seguir fingiendo mi enfado?, necesitaba pensar algo rápido. Y le miré, ahí estaba, sentado en la cama a mi lado, mirándome fijamente.  Le di la espalda, ya no podía aguantar mi sonrisita, como me encandila este hombre.

     Ya no le veía, asique no podía intuir ninguni de sus siguientes movimientos. Sumergida en lo que podria pasar, noté un dedo sobre mi espalda, dibujaba figuras raras. Mientras mi piel se erizaba, hacia como que no sentía nada... Oí una carcajada, y de pronto... muchos besos por la espalda. Mas caricias, mas besos y tontunas de esas que nos vuelven locas a las chicas. 

domingo, 9 de junio de 2013

¿Sabes que pienso?


                En esa especie de burbuja que hay debajo de las sábanas. Esa que cuando uno de tus pies (inocente él) decide traspasar, hace que tus ganas de quedarse dentro  aumente notablemente. ¡ Qué calentito se está en la cama! Mientras ves el amanecer por la ventana… colores pastel por detrás de la montaña de Monserrat… mmm… solo falta que alguien traiga un chocolate calentito…
-          ¡¡¡¡¡JEFRY!!!!! – Mierda, le despedí porque se olvidó mi millón de Euros para las compras…
Bueno, a lo que íbamos… en mi perfecto pedacito de paraíso, pensé en ti (raro, lo sé). Me di cuenta que muchas veces pienso en ti (cosas rarunas que pasan en la vida). ¿Y qué pensará? Te preguntarás tú, ser ansioso del planeta tierra que no sabe esperar. Bueno pues llegué a la conclusión de que cada día me gustas más.

No se que es, es una mezcla entre un noseque y un queseyo que yoquese. Son esos detalles, mmmm… benditos detalles, que te hacen especial. Es esa sonrisa, ese intento de sorprender cada día, la forma en la que das las buenas noches, es la manera tan divertida que tienes de hablar, es tu mirada, tus ojos, tu monisidad integrada de una forma muy especial en una parte de ti. Son tantas cosas que nunca podría para de numerar los detalles, me encantan los detalles. 

sábado, 8 de junio de 2013

agh!

Tenerle miedo a la cama. Entretenerte con cosas estúpidas para mantener tu mente alejada de la temida almohada. No querer dejarte caer en ese pequeño rectángulo que ocupa la mitad de tu diminuta habitación. Forzar tus ojos para que se mantengan abiertos lo mas posible y así no tener que obligarte a tumbarte sobre ese mullido pedazo de tela y tejidos. Desear que llegue el día y nunca llegue la noche.

Cogerle miedo a ese pedazo de cielo. Antes de dormir, sobre ella, disponemos nuestra mente a vagar por el mundo del subconsciente, de los pensamientos y de las realidades abstractas del mundo. Saber que vas a superar a tus fuerzas en cuanto tu cuerpo la roce. Cansado de pensar, de divagar y de no saber que. Y es que, es a la única a la que no le puedo ocultar lo que pasa por mi cabeza, que me hace soltarselo todo, y aunque ella no contesta, hace que aclares o enredes tus pensamientos, más de lo que ya lo puedan estar. Dormir de pie sería genial.

Aunque no todo es temible, también junto a ella vives momentos mágicos, indescriptibles. Cuando viste aquella película con las que se convertirían en las personajas de las más importantes. En la que planeaste un futuro, en la que te has reído hasta casi caer desvanecido. En la que probaste las galletas improvisadas. En la que has inventado millones de historias. La que ejerce tanto de sofá, como de silla cuando falta, como de estantería, como de escondecosas, como de sujetapeluches...  En las que probó las aberraciones que hacías de comer. En la que has volado, soñado. ¡¡MALDITO TROZO DE ESPUMA Y TELA!!

Alargo las horas, porque necesito que mi mente deje de ejercer su función y simplemente se tumbe sobre la cama, se relaje y duerma. 

miércoles, 5 de junio de 2013

Diario de abordo VI

Día mil novecientos cincuenta y siete de un mes cualquiera del año en del huracán. 

Queridos navegantes de esta locura: 

Aquí nos encontramos de nuevo, en este mar lleno de tormentas que se revuelven con la venida del huracán. He de volveros a recordar que el paraíso no siempre es tan bonito como lo pintan, y es que, queridos piratas de aguas bravías, ahora mismo todo esta patas arriba, brazos abajo y cabeza a la izquierda. No se ni siquiera como expresar lo que siento porqué ni sé lo que siento. Poco a poco todo se ha ido desvaneciendo, me he quedado privado del néctar dorado al que llamáis ron, las sirenas son mas tiburones que nunca y ya no sé ni si quiera si vosotros realmente queréis que sea vuestro temido capitán. 

¿Sabéis cuando estábamos atrapados entre tantos barcos de la reina, escondidos en una cueva? Cualquier movimiento en falso nos hubiera hecho perder la cabeza, pues ahora mismo tengo la misma sensación, aunque tengo muy claro que la cabeza no voy a perder, físicamente. Pero puede, que no se desvanezcan cosas que ahora mismo son importantes. Algunos dicen que no es para tanto, otros simplemente se limitan a hacer oídos sordos. Bueno, os diré que pueda que no sea tan importante, pero cuando pierdes las dos joyas más geniales que encontraste en tu vida, que te hicieron ser pirata, ya nada lo ves igual. Todo se magnifica por mil hasta que aceptas que hay mas joyas, aunque esas te hayan aportado mucha felicidad durante mucho tiempo. 

¡Ron, ron, ron, la botella de ron. Bebemos brindamos y nos emborrachamos, gritad compañeros yoho! Frase clave para librarse de los males para unos simples piratas. Pero como llevo comentando os en todas las entradas de mi diario, la vida sería demasiado fácil de esa forma. Y el destino, quiere que vivamos, no que nos limitemos a beber, reír y cantar, si no que conozcamos todas y cada una de las partes de la vida. Y va sembrando en nuestro camino semillas que nos harán conocernos, nuestros límites, nuestras debilidades, y cada uno de los recovecos de nuestra persona. Y ahí amigos es cuando el destino muestra su cara más puta, perdón por la parabula, porque nos trae las cosas por grupos, no una a una para que las asimilemos mejor. Nos pone a prueba, nos hace conocer nuestro límite. 

Camaradas, no se que más deciros, se acabó por hoy, dejemos que pase el tornado, vendrá cargado de lo que el destino haya decidido por nosotros aunque nosotros creamos que fabricamos nuestro propio destino. Y ya. Y fin. 

Vuestro confundido y liado capitán. 

viernes, 10 de mayo de 2013

Diaro de abordo V

Dia cero de un mes cualqiera del año en el que todo empezó de nuevo.

Queridos navegantes de esta locura:

Os vuelvo a escribir, esta vez para hablaros de la decepción. Palabra muy extraña, decepcionar implica haber ganado algo con alguien y de pronto echarlo a perder. Compañeros de barril de ron, ya lo dije en su día antes de embarcarme en esta locura que no existía tal cosa, pero me hicieron creer que era real y que podía existir, y aquí estoy, con una botella del dulce manjar alcohólico dorado y creando un mar sobre mi escritorio. Y es que amigos, nunca había llegado a decepcionarme tanto.

Yo creía que estaba en lo cierto, que todo iba bien. Pero un poco de viento en contra y en vez de acabar en Honolulu acabas en el ardido desierto de Sihra, creerme si os digo que no queréis vagar por dicho desierto nunca. Pero no os escribo esto para contaros la historia de como las sirenas se vuelven tiburones, si no, estoy aquí para daros la pista decisiva para encontrar lo que buscamos.

Al principio como cualquier pequeño cambio en la vida, sufres y tienes miedo, te planteas reescribir cualquier mínimo detalle, todo es nada y nada es todo. Después aprendes, para bien o para mal, que las sirenas no son mas que peces que habitan en el mar. Unos, como cuenta la leyenda, terminan convirtiéndose en depredadores hambrientos, otros en cambio se limitan a ayudarte a que te mantengas a flote. ¡¡Arriar la vela mayor pequeños grumetes de agua dulce!! Y estad muy atentos, pues nunca sabes que tipo de sirenas te vas a encontrar.

Si por desgracia, te salen tiburones un día en tu paso. Lucha con ellos hasta que no te queden fuerzas, pero no sobrepases el limite o te devoraran. Y después navega tranquilo, intenta no desconfiar de los demás seres acuáticos  pero tampoco te fíes mucho de ellos, dale lo justo en cada momento. Si tenéis que dejar caer millones de gotas de agua salada, hacedlo así conoceremos más mar del que aprender y para navegar. Pero sobretodo, asimila la gran lección que nos dejo el capitán Barboja: "Solo hay una sirena que nunca se volverá tiburón para ti y esa eres tú mismo. Aprende mantener a flote el barco tu solito y a que tu felicidad no dependa de los demás, entonces tendrás la única clave para seguir".

Reescribiendo su vida y con sentimientos que no se pueden describir, aquí se despide vuestro amigo, el que promete que siempre intentará ser sirena sin transformarse.

El capitán.

martes, 23 de abril de 2013

Sant Jordi

Feliz Sant Jordi a todooos!!
Muchos, o algunos, no sabréis lo que es, bueno cuenta la leyenda que había un pueblo, en el que todos loa años llegaba un dragón y los ciudadanos tenían que darle a una chica para que el dragón no les atacara y esas cosas que hacen los dragones malos xD. Bueno, hacían una rifa para ver a que jovencita le daban, un año le tocó a la hija del Rey y claro todo el mundo super impresionado, el triste Rey no paraba de llorar y blah blah blah. Pues a lo que un apuesto señorito, en caballos y con su espada, decidió plantarle cara al dragón. Tan buena suerte tenía este dichoso caballero que a la primera estocada le dio en el corazón y de la sangre del malvado dragón broto una rosa que el caballero le entregó como presenta a su bella princesita. 

Este año, con mi venida a esta hermosa ciudad, celebraré Sant Jordi, no solo que hay un apuesto caballero, si no que hay muchas rosas. Cambiar, empezar de cero, a todos se nos hace duró, pero cuando el cambio es para bien, a veces se hace duro volver atrás. Aquí he encontrado a gente genial, amigos de verdad y compañeros que merecen muchisimo la pena. Y este Sant Jordi es lo que celebro, los amigos tan geniales que he encontrado, la gente que me ha cambiado un poquito mi vida y que me hacen, aunque no tenga ganas, sacar una sonrisita cada día. Por todas y cada una de esas personas me encanta mi vida, mi presente y estoy locamente enamorada de este lugar. Con esto no quiero decir que no eche de menos a lo de antes, ni mucho de menos, os sigo echando de menos a rabiar.

Sobretodo quiero dar las gracias a algunas personas puntuales, a las que simplemente les voy a decir que son geniales y que estoy contentísima de haberlas conocido. Gracias Berta, Sara, Raquel y como no, Bruno.

Feliz Sant Jordi a todos! 

jueves, 18 de abril de 2013

Te dejo mi playa

Siéntate, respira hondo, muchas veces lo vemos todo mil veces peor de lo que es. Mírame,  sigue fijándote en mi respiración, así  despacio... inspira... expira... tranquilo. Túmbate, cierra los ojos, no tan fuertes, simplemente déjalos caer... ¿Oyes el ruido de las olas?, van y vienen, tranquilas, se toman su tiempo para romper de una forma perfecta, mágica,  no tienen prisa. ¿Lo ves?, El agua es azul, azul clarita, celeste ligeramente enverdecido, pero cuando rompe en la orilla, se vuelve blanca, espuma. Mira arriba, el cielo es azul, azul intenso, tan intenso que casi parece imposible, unas cuantas nubes juguetonas hacen que esa perfección de vez en cuando desaparezca. No ves el fin de la playa, la arena, de color ocre muy blanquecino no termina nunca, podrías andar años, que nunca llegarías al final. Unas cuantas palmeras han querido formar parte de este paraje, verdes intensas, quieren llegar a tocar ese cielo, aquellas nubes. Quieren crecer hasta llegar un día a coger un pedacito de ese algodón dulce. El sol, deja reflejos en el agua, que la hacen... quizás la hace más deseable, un sol que va conforme a toda la playa, es, simplemente, perfecto. A lo lejos, muy lejos, se puede ver como un río desemboca en nuestro mar, a lo lejos, las rocas rompen con la llanura de la arena. No hay pasos, no hay nada, solo tú y yo.

 Dame la mano, y sigue conmigo. Te has quitado los zapatos, sientes millones de pequeños granitos de arena en tus pies, y el agua, ligeramente fresquita llega a tus tobillos, no quiere molestar, simplemente te roza cariñosamente los pies, quiere jugar contigo. Un paso, otro, pero sin prisa, empiezas a andar por aquella playa, la arena y el agua siguen invitándote a hacer castillos de arena, como cuando eras pequeño. Es sol va cayendo poco a poco sobre el horizonte, las gaviotas se quieren ir a dormir, todo está en una perfecta calma, solo oyes ese continúo vaivén.

Anda todo lo que quieras, la orilla terminará donde tu quieres que te termine, puedes seguir en esta playa el tiempo que quieras. Observa la puesta del sol, como el cielo poco a poco va cambiando de color, se va volviendo anaranjado, se va fundiendo con la linea que separa el cielo del mar. Es grande, quiere terminar de iluminar hasta los últimos recovecos de la playa, pero se está quedando sin tiempo. Cada vez se vuelve más intenso el color del cielo, te engancha, te hipnotiza. Te dejas caer sobre la arena, hundes los pies ligeramente, pero por favor, no me sueltes. Los granitos están un poco fríos,  pero se amoldan perfectamente a tus pies. Tus ojos están hipnóticos mirando como el sol va cayendo, tus manos no paran de coger puñados de fina arena blanca y dejarla caer poco a poco, una y otra vez. Los granitos se quedan en tus manos, esperando juguetonamente a la siguiente tanda. Túmbate y dejáme que me pierda en tu mirada, en este momento, ya está, justo ahí, no hay ni una sola cosa que cambiaría de este momento.

No te muevas, sigue atento a tu respiración, no hay prisa, no hay tiempo, que más da. Quédate en la playa el tiempo que necesites, te la dejo, es tuya hasta que quieras. Tú solo, no vuelvas a llorar, no vuelvas a no sonreír,  te regalo mi playa para todos aquellos momentos que la necesites, es tuya. Cuando la necesites, cierra los ojos y vuelve allí, que estés donde estés, a mi lado o en otra galaxia, allí podremos estar juntos y olvidarnos de este mundo. Te quiero.  

miércoles, 20 de marzo de 2013

Abrir los ojos

No se que repercusión tendrá esto, quizás no mucha (estoy casi segura). Pero todos hemos de abrir los ojos y yo haré lo posible para hacer que la gente que me importa lo haga. Gracias que tengo una hermana que los ha abierto antes que yo, que ve más allá de todo esto y que me ha hecho abrir los ojos. Puede que esto os parezca muy largo, pero de verdad creo que merece la pena leerlo. 

Vivimos en un mundo en el que nos creemos todo lo que la prensa diga. Y si no, la gran mayoría. Podemos llegar a creernos cualquier cosa sin llegar a pensar en ello, detenernos un segundo y darnos cuenta de lo que de verdad es, y que las evidencias no son tan evidentes. 

Abrir los ojos. 

Simplemente, os voy a dejar dos videos que me han llevado a ver.
video 1:
http://www.youtube.com/watch?v=nLAiw6RpBg4&list=UUineFrr9T2UDnKCJkPwgVyw

video2:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=JkDxavLGSjw (parte 1)
http://www.youtube.com/watch?v=L3zJwjeemVM (parte 2)
http://www.youtube.com/watch?v=7Qu4NmGKD9k (parte 3)
http://www.youtube.com/watch?v=v44hjoHlvNo&list=UUineFrr9T2UDnKCJkPwgVyw&index=30(parte 4)


No seais vagos y leerlo, por favor. 

Ahora muchos pensareis que esto es mentira o simplemente no le deis la importancia que se merecen. Nos estan manipulando y no solamente de la forma que parece más obvia que es con la asquerosa politica, si no que van mucho más allá de eso. Mi hermana ha seguido investigando y la mayoría de los cargos de la ONU de Gobiernos y demas instituciones que rigen nuestra vida, estan conectadas entre sí. El poder de unos pocos. Por poco que hagamos podemos dejar de ser sus ovejas y empezar a vivir de verdad. Nos estan contaminando, nos estan matando, asesinan a gente simplemente para que les votes. Han llegado hasta el extremo de que hacen películas para que te creas lo que de verdad pasó. No suelo opinar de política, pero esto se acabó. No llegaré muy lejos seguramente, pero a algun lado legaré y al menos lo abre intentado. No se que haré, pero no voy a seguir lamiendole el culo a un grupo de amigos que se creen poderosos. 

FIN!

miércoles, 27 de febrero de 2013

La rosa roja


     Recuerdo perfectamente su sonrisa, sus ojos, su mirada y su extraño pelo. Me acuerdo perfectamente de como cada mañana me dejaba el desayuno preparado con sus rosas correspondientes. Como cuando me levantaba, él ya no estaba, pero toda la casa seguía dulcemente apestada del olor de su humilde colonia. Como cada noche me esperaba despierto a que volviera del trabajo, para darme un beso con los ojos entrecerrados y decirme lo mucho que me quería. Recuerdo tantas cosas de él que ya casi ni le recuerdo.

     Lo que sé seguro es que todo ocurrió el día 26 de aquel caluroso Agosto. Disfrutábamos de nuestras merecidas y dulces vacaciones en la playa. Él, como cada mañana, sin perder la costumbre, me preparó mi delicioso desayuno y su decoración. Pero esta vez, él estaba allí para disfrutarlo conmigo. Nos vimos envueltos en un manto de deseo, cariño, pasión y ternura. La mañana siguió de la forma más perfecta que  os podáis imaginar. Sé que el tiempo seguía corriendo, pero creerme que yo intenté pararlo con todas mis fuerzas. Esa mañana, el acompañamiento de mi desayuno, no solo era la persona más perfecta y a la que más amaba del mundo, también contábamos con la presencia de una rosa roja. Una simple flor que brillaba más que todas las de la tienda, según el me contaba. Que tenía algo que nadie sabia que era pero que la hacia infinitamente perfecta.


 No pienso daros detalles de como aquella mañana, la mañana, se convirtió en la más sórdida tarde de todas las que jamás hayan existido nunca. Una llamada de teléfono, una lagrima intencionadamente mal disimulada, una promesa con esperanza, un deseo de regreso antes de partir, un beso casi de despedida, más lágrimas a las que les daba igual ser disimuladas o no, una maleta y un hasta luego. 

Aquella rosa aún no se ha marchitado, sigue esperando un reencuentro mucho más que esperado. Aquí estamos ella  y yo esperando que algún día, esa puerta se abra y poder volver a crear más momentos inigualables. 



 Fotos: MoiElla: Raquel PeinadoIluminación: Bruno Lindo y Paula Campá






miércoles, 30 de enero de 2013

A una princesa (cinco)

Pequeña:

     Vuelvo a escribirte una carta, esta vez, simplemente para que veas aquello que no quieres ver. Para que te des cuenta de lo que en verdad es. Una vez, alguien, creo que fue un gnomo de las montañas o un hada del valle, me contó una historia, de amor, inseguridades, rechazo, pero sobretodo de te quieros. 

     " Había una vez, no hace mucho tiempo, pero tampoco hace poco, una pequeña doncella. Tendría mas o menos 123 años (contados según el calendario que allí regia). Era alguien del típico montón  sin que destacara de ella. Ni su pelo, ni sus ojos, ni su esbelta figura, ni su humor, ni su dinero, nada. Ella buscaba siempre enamorarse, siempre tenía alguien del que estar enamorada. Amaba estar enamorada, amaba amar.

     No tuvo muchos enamorados, amantes o novios. Más bien pocos, mejor, los justos. Y todos terminaron saliéndole rana. Ninguno de ellos se terminaban convirtiendo en su tópico (no en su media naranja, no en su príncipe azul, no en su yang, no en su mitad...) solo en nada. Cada uno de ellos hacía que una parte de ella se escondiera, pequeña o más grande, no importaba, el tamaño era directamente proporcional al tiempo que tardaba en desaparecer el zsa zsa zsu. Hasta que llegó el momento en que toda su dulzura, su chocolate bañado en azúcar, desapareció. Se volvió hostil. 

     Pasaron años, días, semanas y meses. Tiempo. Encontró a alguien que le cuidaba, le mimaba, le quería y le hacía sentir especial. El que ella creía que se iba a convertir en su tópico. Volvió a trascurrir el tiempo, siempre al lado de él. Pero lo que estaba escondido ya no quería volver a salir, volver a sentirse vulnerable, volver a tener que esconder lo que ya había sido escondido fruto de una tirita que costó pegar. 

     La pequeña y no tan dulce doncella se sentía muy contradecida, pues por un lado sentía que era él, pero por otro no tenía como cerciorarlo. Sencillamente, no sabía ni lo que sentía. Pidió ayuda a todos los seres mágicos que podían ayudarle, pero todos le contestaban lo mismo: "Es algo que solo puedes saber tú". Quería desaparecer, acualquierotraparte, ese era el lugar más mágico de todos, allí podría aclararlo todo. Pero nadie nunca había llegado, y si lo habían hecho, nunca habían querido volver. Puesto que, no era una opción, no podía volver a, simplemente, desaparecer. "

     Nadie ha podido contar el tiempo en el que la doncella pasó intentando resolver este problema. Cuando hablamos de amor, es algo tan psicodelico que no hay ninguna fórmula, ninguna medida, nada que nos pueda dar una solución. Seguiré con la historia...

     " Nuestra protagonista pensó en, por una vez, ser ella la que acabará con aquella locura. Puesto que todas las relaciones de amor siempre terminan teniendo algún ápice de locura. Pero cuánto más pensaba en aquello, más dudas nuevas le venían a la cabeza: ¿Y si realmente es él? ¿Y si realmente le quería? ¿Y si sus dudas no eran más que fruto de lo que no quería que pasara en un futuro? ¿Y si...? ¿Y si...?. 

     Los "Y si" son dudas casi tan difíciles de solucionar como todas aquellas relacionadas con el amor. ¿Cuántos "y si" nos han hecho perder cosas en la vida?. ¿Y si esto no era más que miedo? El miedo muchas veces nos hace creernos una realidad que no existe. Los ogros en verdad son vegetarianos. El monstruo de debajo de la cama solo quiere poder ver tus sueños pues el no puede soñar. Las brujas no quieren hacer las cosas para tú mal, puesto que la magia siempre tiene un precio. Este sentimiento, oculta las cosas que en realidad son mucho mas sencillas de lo que creemos. "

     No te voy a contar el final de esta historia, por miedo a que ella decida por ti. Sé que no es el mismo caso, pero al fin y al cabo, todo trata de amor, de amigos, de familia o whatever. Asi que princesa, pequeña, amor, intenta ocultar todo los sentimiento y piensa con frialdad, que no es lo mismo que frivolidad. 

Te quiere, siempre te querrá y siempre estará a tu lado. 

Piter. 

AA: Tomes la decisión que tomes, yo te estaré apoyando. 

viernes, 25 de enero de 2013

Phyxius

          La misma chica de las ultimas semanas. Una de lo más normal que os podéis imaginar. Morena, ojos marrones y pelo ligeramente rizado. Nunca te girarías para mirarla por la calle. Encerrada en las mismas seis calles toda su vida, pero sabiendo que existen otras que la conducirán a un sitio donde no será más del montón.

          Miedo, excitación, vergüenza, nostalgia... son algunos de los sentimientos que aparecen cuando ves el Phyxius. ¿Qué que es esta palabreja?. Es ver más allá de lo que tus ojos te dejan ver, mirar con previsión de futuro pero sin abandonar el presente. Coger tus alas y salir a volar. Dejarte llevar por todas aquellas cosas que quieres hacer, sin importar el que dirán, que pensarán y a quién estas dejando atrás. Un suspiro que se lo lleva el viento, mientras tú, ligeramente aterrado, te dejas llevar por esas partículas de aire hacia algún lugar.

          Hay una parte, dentro de este extraño nombre, que te deja perplejo. Y es que una vez que ha salido a la luz, si no lo aceptas, nunca lo vas a olvidar. Te puedes arrepentir, te puedes quejar, puedes intentar volver a encontrarlo, pero siempre tendrás ese noseque que hará que nunca olvides la primera vez que lo olvides y que lo dejaste escapar.

          Ella había escuchado, visto y sentido aquella cosa tan extraña. Y tenía que tomar la decisión de si seguirla, dejar que la llevara volando o quedarse en tierra. Ahora todo el mundo se giraba por la calle a mirarla, iba andando con las alas en las espalda. Dejó de ser la típica chica de aquel típico lugar, para convertirse en una seguidora del Phyxius. Dejo demasiadas cosas, que quizás nunca se había planteado abandonar. Se fue de aquellas monótonas calles.

          Nunca pudo hacer nada mejor. Emprender el vuelo.