martes, 16 de octubre de 2012

Un lugar llamado

Te prometo... te prometo... y deje de prometer. Bendita pero a la vez maldita distancia. Metros que se juntan para formar kilómetros que nos separan. A veces, pienso en aquellas cosas, lo que haría si estuviera allí... realmente, de verdad, no creo que todo fuera más diferente. Kilómetros, milímetros,
¡Qué más da! Al fin y al cabo siempre hay una excusa para todos aquellos errores que cometemos, o aquellas cosas que hacemos.

Sonrisas, lagrimas y carcajadas que me hacen llorar, todo eso me está enseñando la distancia. ¡Bah! La distancia solo está entre lo que tú quieras que esté. No creo que algo se debilite porque haya millones de milímetros por medio, ni creo que se refuerce porque no haya ninguno. Simplemente, le damos importancia a una cosa que en el Siglo XXI no existe.

Ahora bien, esa distancia ha hecho que vea un nuevo paraíso. Un sitio en el que nada ni nadie me pone límites, en el que nadie conocía mi nombre y todos sabían que no iba a ser lo mismo. Pequeño trozo diminuto de paraíso, te escondiste durante años mientras yo te buscaba. ¡Por fin has llegado! Me quedan cientos de días para averiguar todos tus entresijos y créeme si te digo, que no pienso dejarme llevar por tus artimañas. Pequeña ciudad perdida por el mundo, créeme que no va a ser igual.