miércoles, 5 de junio de 2013

Diario de abordo VI

Día mil novecientos cincuenta y siete de un mes cualquiera del año en del huracán. 

Queridos navegantes de esta locura: 

Aquí nos encontramos de nuevo, en este mar lleno de tormentas que se revuelven con la venida del huracán. He de volveros a recordar que el paraíso no siempre es tan bonito como lo pintan, y es que, queridos piratas de aguas bravías, ahora mismo todo esta patas arriba, brazos abajo y cabeza a la izquierda. No se ni siquiera como expresar lo que siento porqué ni sé lo que siento. Poco a poco todo se ha ido desvaneciendo, me he quedado privado del néctar dorado al que llamáis ron, las sirenas son mas tiburones que nunca y ya no sé ni si quiera si vosotros realmente queréis que sea vuestro temido capitán. 

¿Sabéis cuando estábamos atrapados entre tantos barcos de la reina, escondidos en una cueva? Cualquier movimiento en falso nos hubiera hecho perder la cabeza, pues ahora mismo tengo la misma sensación, aunque tengo muy claro que la cabeza no voy a perder, físicamente. Pero puede, que no se desvanezcan cosas que ahora mismo son importantes. Algunos dicen que no es para tanto, otros simplemente se limitan a hacer oídos sordos. Bueno, os diré que pueda que no sea tan importante, pero cuando pierdes las dos joyas más geniales que encontraste en tu vida, que te hicieron ser pirata, ya nada lo ves igual. Todo se magnifica por mil hasta que aceptas que hay mas joyas, aunque esas te hayan aportado mucha felicidad durante mucho tiempo. 

¡Ron, ron, ron, la botella de ron. Bebemos brindamos y nos emborrachamos, gritad compañeros yoho! Frase clave para librarse de los males para unos simples piratas. Pero como llevo comentando os en todas las entradas de mi diario, la vida sería demasiado fácil de esa forma. Y el destino, quiere que vivamos, no que nos limitemos a beber, reír y cantar, si no que conozcamos todas y cada una de las partes de la vida. Y va sembrando en nuestro camino semillas que nos harán conocernos, nuestros límites, nuestras debilidades, y cada uno de los recovecos de nuestra persona. Y ahí amigos es cuando el destino muestra su cara más puta, perdón por la parabula, porque nos trae las cosas por grupos, no una a una para que las asimilemos mejor. Nos pone a prueba, nos hace conocer nuestro límite. 

Camaradas, no se que más deciros, se acabó por hoy, dejemos que pase el tornado, vendrá cargado de lo que el destino haya decidido por nosotros aunque nosotros creamos que fabricamos nuestro propio destino. Y ya. Y fin. 

Vuestro confundido y liado capitán.