Se despertó por la
mañana, como le gustaban los domingos. Era ese día en el que casi nadie tenía algo
que hacer, y te dedicabas o a hacer deberes (que no era lo que solía hacer) o a
simplemente hacer el vago. Benditos domingos. Se quedó un rato en la cama
pensando en la noche de ayer. Había resultado ser una noche muy interesante.
Todos se lo habían pasado genial y gracias a Dios no había pasado nada fuera de
lo normal. Cuando ya había hecho un repaso de todo lo que había sucedido se
levantó, se puso las zapatillas y se dispuso a salir de la habitación. Miró a
la cama de Marta a ver si esta se había levantado, y efectivamente así era.
Cuando llegó a la
cocina, estaban casi todos allí. Solo faltaba Xavi, Anna y Jordi. Se preparó un
bol de cereales y se unió a la conversación de los demás. Hablaban de lo que
había pasado la noche anterior entre Anna y Jordi ¿Seguirían juntos? ¿Habría
sido solo un lío? No sabían muy bien lo que había pasado entre ellos. No había ningún
antecedente de que eso podría haber ocurrido. No tonteaban mucho, o no al menos
enfrente de ellos. Había muchas teorías, unos decían que el alcohol y la
fiesta, y que esto acabaría como una anécdota más que contar. Carla opinaba que
sabía que iba a ocurrir, que Anna le hablaba mucho de Jordi y que era normal
que se creara tensión, terminó con la frase: “El roce hace el cariño”. Todos se
rieron. Y por último estaba la teoría de que podía haber sido una mezcla de las
dos cosas, que entre que ya había un poco de cachondeo y el ambiente que se
perfumaba, podría haber ocurrido el principio de algo. No lo sabrían
exactamente, hasta que alguien interrogara a una de las dos partes.
Después de cotillear
un rato sobre el tema y recoger el desayuno. Salieron a ver qué tal estaba la
parte de fuera, dependiendo de su estado, haría falta un café más para afrontar
la suciedad o no. Para su sorpresa, todo estaba perfectamente limpio. No
quedaba nada de basura, ni rastro de los vasos que cayeron al suelo. Todos se
pensaron que habían sido Gerard, Rubén y Sara y les dieron las gracias. Pero
estos juraron millones de veces que ellos no habían sido. Estuvieron otro rato
discutiendo sobre la viabilidad de que se hubiera limpiado solo.
-
Es
un jardín con auto-cleaning – dijo Rubén entre risas.
Dieron un par de
vueltas por el jardín a ver si quedaba algo más que no se hubiera desvanecido.
En verdad, miraban atónitos si había alguna pista de que podía haber pasado.
- ¡Oye,
venir aquí! – Se oyó una voz desde el lateral de la casa.
Todos fueron
corriendo, quizás era la pista definitiva de que había pasado en aquel extraño
jardín. Cuando Sara llegó, estaban todos mirando a la pared. Qué podía haber
pasado, qué habría en esa pared que todos miraban tan atónitamente. Cuando se
acercó, descubrió que en aquella pared había una puerta.
- ¿Alguien
la había visto antes? Porque yo no. ¡Y no se puede abrir! – Pedro era el que
les había gritado desde lo lejos y el que no paraba de empujar y tirar de la
puerta.
- Yo
no la había visto.
- Ni
yo.
- Yo
tampoco.
- No
me suena para nada.
- A
mí no me miréis. – Fueron afirmando uno
a uno los demás allí presentes.
-¿Qué
coño es esto? ¿Y de donde viene? O sea, a donde lleva. – Decía Carla mientras
se iba alejando de la puerta, para tener una mayor panorámica de la casa.
Todos miraban atónitos
a la puerta y empezaban las cábalas.
-Yo
creo que da a la cocina, pero no puede ser, porque en la cocina no hay ninguna
otra puerta – Se atrevió a decir Sara
- No
pero yo creo que es del salón – Le replicó Pedro
- Ya
pero es que en ningún lado hemos visto una puerta más.
Marta se fue, entró en
la casa. Los demás seguían pensando a que parte de la casa podía pertenecer la
susodicha. E intentaban vanamente abrirla.
Era una puerta de
madera oscura, como la de las entradas a las casas. Tenía un picaporte, pero ningún
hueco para meter unas llaves, tampoco había mirilla. Simplemente era marrón
oscura con rectángulos grandes, como la que puede haber en cualquier casa. Intentaron
buscar algo para hacer palanca y que se abriera, pero nada. Intentaron empujar
y tirar más de uno a la vez, ningún resultado. Intentaron, entre risas, darle
patadas como en las películas, pero salvo algún que otro dolorido, no paso
absolutamente nada. La puerta seguía ahí, de pie, intacta y llena de misterio.
Al poco rato, salió
Marta de la casa corriendo, le seguía Xavi que ya se había levantado.
- No
es de ninguna parte, es decir, he mirado todas las paredes de la planta baja y
ninguna tiene una puerta o algo así. Asique o no da a nada, es decir, da a una
pared o no tengo ni idea de a dónde va.
- ¿Y
si da a unas escaleras que vayan al garaje o al sótano? – Soltó Xavi
Todos salieron
corriendo al garaje, y tras investigar mucho, no encontraron nada que pudiera
ser una pared o algo parecido. Todos estaban atónitos. Le contaron lo sucedido
a Anna y Jordi, cuando estos se levantaron. No paraban las teorías de la
puerta. Muchas eran graciosas, para lidiar con la tensión, mientras que otras
eran dignas de una novela de Ágata Christie. Y no solo eso, si no que de vez en cuando uno
o un par de ellos, salían de la casa a probar otra de sus ideas de cómo abrir
la dichosa puerta. Poco a poco fueron desistiendo, aunque todos tenían en sus
cabezas el runrún de la puerta.
“Es la puerta de Narnia, en verdad es la del armario” Pedro
“No lleva a ningún lado, esta tapiada,
pero la dejaron para despistar a los ladrones” Jordi
“Es la puerta mágica de Doraemon,
tenemos que buscar la otra para que funcionen” Carla
“Yo creo que da a una habitación secreta
en la que guardan los cadáveres y las drogas una organización de mafiosos” Anna
“Da a unas escaleras que te dirigen al
sótano, a un cuarto totalmente aislado y ahí está encerrada la persona que
vivía antiguamente en la casa” Gerard
“Yo creo que es una ilusión óptica” Pedro
“Yo creo que es una puerta que da a una
habitación también, pero no se que puede haber pasado en esa habitación” Marta
“Es una habitación que han tapiado,
asique no podremos saberlo nunca” Rubén
“Yo creo que da a unas escaleras al sótano,
pero que luego quitaron las escaleras o la tapiaron o algo así y por eso no
vemos el final” Sara
“Es una puerta astral oculta” Gerard
Cuando se les acabaron
las ideas para las posibles teorías, volvieron a estar todos desperdigados por
la casa. Xavi estaba encerrado en su cuarto como casi siempre. Anna estaba con
Pedro y con Carla en su habitación hablando de lo que todos nos pensamos. Jordi
estaba en la cocina, haciendo una paella para todos, con Gerard y Marta. Rubén
andaba por la casa desperdigado recogiendo sus cosas y poniendo lavadoras. Anna
estaba fuera en la terraza, barriendo lo que no estaba sucio.
Desistió al poco rato,
eso estaba más limpio que la patena, era inútil seguir limpiando algo que no
tiene suciedad. Se sentó en una de las mesas de la barbacoa y siguió pensando
en los misterios del día. Una puerta tapiada y un jardín auto-limpiable, a lo
mejor era una casa inteligente y la puerta lleva a los circuitos de la casa.
Esbozó una sonrisa. No se le ocurrían más teorías sobre la puerta, ni el jardín,
ni nada. Entre que le dolía un poco la
cabeza y que todo superaba a su pequeña cordura, era hora de desistir.
- ¿Qué
haces tú aquí sola? – Alguien dijo por detrás
-¡Me
has asustado, Gerard! – dijo mientras se volvía a poner bien en el banco después
del bote que había pegado – está limpiando un poco esto, pero es imposible, me
rindo. No entiendo que ha pasado aquí, pero esta todo como los chorros del oro.
- Ya…
no se, ha sido una mañanita rara, entre el jardín y la puerta. A lo mejor lo
limpiamos anoche y no nos acordamos, o lo ha hecho Xavi o cualquier otro y no
lo quiere decir. No sé.
-Ya…
yo tampoco lo sé, pero ¿y lo de la puerta?, que me dices de eso.
- No
creo que haya que darle mucha importancia, en una casa de mis abuelos había una
puerta en una de las paredes del segundo piso, se veía por fuera. Mis primos y
yo hicimos muchas cávalas sobre que podía ser – Se encendió un cigarrillo – Y un
día descubrimos que era una puerta que daba al antiguo granero, no había nada.
Mi abuela nos contó que desde allí tiraban la paja y esas cosas y alguien las
recogía abajo. Muchas veces le damos más vueltas a las cosas de lo que
realmente son. ¿Te da miedo o qué? ¿Saldrán por ahí los monstruos de
medianoche? – Terminó riéndose
- No,
idiota – Sonrió ella también – Pero es interesante ¿No? ¡Es una puerta en una
pared sin destino! Al menos puede ser entretenida.
- Si
bueno, tampoco hay que rallarse con esto, si no llamamos a la agencia o al
casero y nos enteramos. Tampoco es plan de quedarse sin dormir por una maldita
puerta – Los dos se miraron con gesto de aprobación – Oye, aparte de esto, quería
hablar contigo.
- Uff,
odio esas palabras “tengo que hablar contigo”, no hay frase en el mundo que
suene peor – El se echo a reír
- No
es nada, es simplemente, que quería decirte que me lo pase ayer genial con
vosotros. Que con Rubén ya me llevo muy bien, me paso el día entero a su lado.
Pero tenía una visión muy diferente de ti.
- ¿A
si? ¿Y qué versión mía tenías?
-Pues
te tenía como alguien súper tímido, como mojigata ¿Sabes? No fumo, no salgo de
fiesta, me porto bien todo el día, soy súper buena persona. – Se echo a reír
Sara puso cara de
indignación.
- ¡E!
Pero no te enfades, todo de buen rollo. Es un claro ejemplo de que no puedes
juzgar a una persona por su primera impresión. Seguro que tú también me veías
algo diferente y te has dado cuenta de que no.
- ¡Qué
va! Yo sigo pensando que eres un Mario Casas, voy de duro todo el día, fumando
y haciéndome el malote – dijo ella picándole.
Los dos se empezaron a
reír y a picarse mutuamente. Estuvieron un buen rato allí sentados, lanzando
piropos irónicos el uno al otro y chinchándose constantemente. Pronto se unió
Carla a la conversación, que se volvió normal de nuevo. Carla les contó que
Anna pretendía seguir con aquella relación, que aunque no había hablado con
Jordi, le gustaba mucho ese chico. Que era una pequeña locura, ya que no se
conocían casi. Quería conocerle mejor y que sentía algo por él. Pero tampoco
debía hacerse ilusiones, puesto que no tenía mucha idea de lo que Jordi podría
pensar de todo esto.
- Chicos,
a comer – Se asomó Marta
Verdaderamente Jordi
podía ser todo un chef, la paella estaba buenísima y comieron todos hasta
reventar. Hablaron de muchas cosas relacionadas con la barbacoa de la otra
noche y los descubrimientos de la mañana. También cotillearon un poco sobre la
gente de la fiesta, de la casa y muchas
más cosas. Al terminar de comer a Sara, Rubén y Anna les tocaba limpiar. Unos
cuantos se sentaron en el sofá, mientras que otros se fueron a sus respectivas
habitaciones a echarse la siesta.
Cuando todo estuvo
limpísimo, Sara se fue a su habitación. Se puso los cascos, la primer canción
que sonó era Demons de Imagine Dragons, se puso a tararearla y hacer unos
bocetos en un papel. Cuando se quiso dar cuenta, estaba totalmente sumergida en
su mundo, escuchando música y dibujando un paisaje precioso, un tanto
abstracto. Sonrió y siguió allí quieta. Mientras tanto, en otra habitación uno
de sus compañeros estaba inmerso en sus pensamientos, cantando la misma canción.