domingo, 8 de enero de 2012

Encontrar el amor



Llega una edad en la que todo gira a ese tema Tabú, el amor. Nos pasamos los días, las noches, las tardes, flirteando con chicos. Cuando uno tiene las cualidades apropiadas para ser una rana, solo hay que esperar a que podamos besarla. ¿Cuántas veces hemos besado ranas esperando a que se conviertan en guapísimos príncipes? 
 
Seguramente esas ranas sean príncipes, que están esperando a ser besados por sus cisnes. Y así los dos convertirse en herederos de un reino. Buscamos y buscamos sin mucho criterio, simplemente con la esperanza de encontrar el zsa zsa zsu, las palabras mágicas que nos hagan transformarnos. Y muchas veces dejamos de lado a los potenciales candidatos a tener sangre azul.
 
No hay sangre azul en una rana joven, yo creo que la sangre cambia de color cuando te haces mayor. Cuando ya no te importan las mismas cosas y cuando dejas de creer en el amor a primera vista. En ese momento tu sangre cambia, todo tú cambias.
 
Y ahora, mucha gente juega a besar ranas, prueban y prueban sin saber que esas ranas no se podrán convertir en príncipes. Puesto que no tienen lo esencial que hay que tener para ser uno de ellos. 
 
Ahora, cuando llegas a esa edad, en la que los abuelos ya no te miran mal si vas con un chico dada la mano, todo es mucho mas emocionante. Hablas con muchas ranas, juegas con ellas, te sacan de quicio y hacen que quieras volver a ser un patito feo, en vez de un cisne. Pero entonces llega esa persona, quizás no la definitiva, ni la candidata óptima a ser besada, pero si aquella que despierta en ti un zsa zsa zsu.

 

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