martes, 26 de mayo de 2015

Diario de abordo IX

Día cincuenta y siete de un mes cualquiera del año en el que pasaban las horas

Queridos navegantes de esta locura:

Hay decisiones que tomar en esta vida, cosas que dejar atrás, cosas con las que seguir adelante. Hay sueños que impulsan esta toma de decisiones y hay miedos que las retrasan. Todo pasa, puede que sea verdad eso que dicen, puede que en la caverna del olvido, en el mar imperecedero, se encuentre el libro del destino. Quizás si que hay un escritor que: con la pluma de un pájaro Dodo y la tinta de un Gamusino, escribe el sino de todos nosotros. ¿Y que más da? Por mucho que eso exista, tú eres el dueño de tu destino. Tus decisiones marcan tu camino, y tus miedos ponen las piedras en ellos. 

Camaradas, hoy hemos perdido a muchos de nuestros tripulantes. Nos hemos quedado bajo mínimos. El poder, la codicia y el oro, han arrastrado a muchos de nuestros marineros con otro capitán. Pero, ¡COMPAÑEROS! ¿Qué nos deja eso? Más Ron para nuestras dulces bocas, mas porcentaje del oro por cabeza y sí mas trabajo, pero más recompensa. La perdida de personas a lo largo del viaje es algo normal, muy pocas personas van a estar ahí todo el trayecto. Y menos, cuando no hay destino fijado, cuando la brújula cada mañana señala un Norte diferente. Asi que dejad de fregar el roble con vuestras lágrimas y ¡Alzaros! Brindar por aquellos que se fueron, por los momentos vividos y por el camino que nos queda. 

El trayecto es demasiado corto, como para malgastarlos en cosas que no van a volver. Coged el timón de nuestro buque Pesadilla y dirigiros hacia el rumbo que os marqué vuestra brújula. Coged todo lo que podáis de la bodega y llenaros el gaznate de aquello que ansiáis. Reir o no, pero no os quedéis mirando el vaivén de las olas, mientras la vida pasa, porque eso no sirve de nada. 

Sin rumbo definido, vuestro temido Capitán. 

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