martes, 9 de noviembre de 2010

Cigarretes.

Una noche mas, y como era ya costumbre sola en casa. Estaba cansada de hablar con la gente y tenía demasiadas cosas en las que pensar, demasiados problemas, como para que la gente siguiera llenandole la cabeza de mas problemas aún. No es que no le guste escuchar a la gente, todo lo contrario, pero esque esta vez tenia problemas serios, problemas de verdad le rondaban ultimamente.

Se fue a su habitacion, abrió su escondite y cogio un cigarrillo. No, no fumaba, pero tenia ese paquete guardado que le regalaron hace mucho. Todos los cigarrillos negros, de chocolate y uno blanco entre ellos, era EL cigarrillo, el de él, destacaba entre todos y era especial, le recordaba cada segundo junto a él escondidos para que nadie les viera. Hablando y como excusa, fumaban. Era como su pequeño momento del día. Solo ellos dos, aunque luego todo se fastidio un poco. Busco el mechero y subió, abrió la ventana de par en par, se encendió un cigarrillo y mientras, miraba las luces de la ciudad, la gente pasar. Su aliento se veia en el aire como cuando salia humo de su boca. Se hipnotizaba con esa imagen, la ciudad tapada por el humo. Estaba lejos de todo aquello que era ella, su realidad. No se sentia comoda en aquella ciudad pero aun así sonreia dia a dia. Volvio a mirar la cagetilla y vió el cigarro blanco. Miro al su cigarro casi consumido y recordó sus labios dandole una calada a un cigarro igual que ese y vio como la ceniza se consumia, tambien le hipnotizaba ese pequeño punto rojo. Recordó como sonreia y como le decia que un cigarro dura lo que dura una canción. Había, incluso una cancion, su cancion, la de ellos, la de esos momentos.

Le dió otra calada al cigarro, le quedaba el final, lo que siempre le daba a èl. No pudo suprimir lo que pasó al final de verano, ese momento en el que se separaron un poco más. Observaba el humo y el fuego como se consumia. Como el humo salia a medida que una llama roja bajaba lentamente por el cigarro negro, en su mente, la maldita canción. Una lagrima apagó el cigarrillo, otra lo remató, cayeron unas cuantas más. Alzó la mirada, veia la ciudad pero observaba la playa. Un sentimiento de ira le llenó el cuerpo, tiró la colilla lejos, muy lejos y cerró la ventana fuertemente. Se sentó apoyada en la pared, con las manos en la cara y sin parar de llorar, no podía evitar sentirse inutil, estupida.

Pasaron unos minutos, se calmó y volvió al ordenador. Pestañas naranjas del messenger, gente que le hablaba y por el Tuenti igual. Buscó de manera incosciente el nombre de él en el chat, estaba conectado, y como siempre no le hablaba. Mas lágrimas cayeron sobre el teclado... La c, la v, la m, la k... todas las letras empapadas. Sentía que cada día estaban mas distantes, (puede que solo en su mente). Sin decir nada se fue, cerro el ordenador y se fue a la cama. Puso la musica en el movil y lloro. Esperaba a que amaneciera un nuevo día, nuevo y mas esperanzador.

1 comentario:

  1. Me apasiona el como escribes, me encanta este blog, no pude dejar de leerlo hasta terminarlo, te sigo.

    Espero te pases por
    http://idiliomental.blogspot.com

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